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Tratado Esotérico de Teurgia: Capítulo 3.- Segunda Invocación

SEGUNDA INVOCACIÓN

Después de haber terminado nosotros la Investigación esotérica de la Primera Invocación de esa Gran "CONJURACIÓN DE LOS SIETE" que en otro tiempo nos legara el Sabio Rey Salomón, nos propusimos investigar la Segunda Invocación que a la letra dice así:

¡En nombre de Gabriel, que Adonai te mande y te aleje de aquí, Bael!

¡Sabemos que Gabriel es un Ángel Lunar! ¡Sabemos que Adonai es un Ángel precioso! Empero..., ¡ignorábamos quien seria Bael! ¿Por que había que conjurarlo en nombre de Adonai? Estos eran enigmas para nosotros, ¡y teníamos que descubrirlos!

Una noche, en cuerpo astral, invocamos a Bael. Bael era un rey tenebroso que vivía en una caverna del desierto de Gobi. Allí instruía a sus discípulos. Enseñaba la Magia Negra de las Esferas Sub-lunares, Adonai, el Hijo de la Luz y de la Alegría, era su opuesto. Estas dos Antítesis de la Filosofía estaban íntimamente relacionadas con los rayos de la Luna. La presencia de Bael era por demás tenebrosa en gran manera. Coronado de Rey... Sus ojos, separados, y firmes sus espesas cejas; su nariz, roma; sus labios, gruesos; su rostro, redondo. Vestía túnica de Mago Negro. Herido por nuestra conjuración, temblaba ante nosotros. No hicimos con él mucha amistad. Su carácter fue inabordable.

Otra noche, los investigadores invocamos a Adonai, el Hijo de la Luz y de la Alegría. Un niño como de pocos meses de nacido, concurrió a nuestro llamado y nos atacó con una fuerza terrible y siniestra. Nosotros tuvimos que valernos de todas nuestras fuerzas anímicas y espirituales para tratar de vencerlo. Empero, ¡todo fue inútil! ¡Aquel niño estaba dotado de una fuerza omnipotente!... Alguien nos dijo que amistosamente le diéramos la mano. Así lo hicimos. Extendimos nuestra mano a él, con ánimo de saludarlo. El entonces correspondió fraternalmente y estrechó su mano con la nuestra. ¡Este era el Guardián del Umbral del Ángel Adonai, el Hijo de la Luz y de la Alegría!. Lo más interesante es pensar que el Ángel Adonai, a pesar de su inmensa perfección, todavía conserva al Guardián del Umbral, al Yo psicológico, al Ego reencarnante que todos debemos decapitar y disolver para encarnar, dentro de nosotros mismos al Cristo Interno.

¡Cuán difícil es lograr la perfección!

¡Un Ángel tan precioso como Adonai y, sin embargo, es duro pensar que todavía conserva el Yo psicológico! (Manojo de viejos recuerdos)...

Otra noche, la más profunda, la más callada..., nosotros los investigadores invocamos al Ángel Adonai. El precioso Ángel nos envió con otros ángeles, un regalo divino. ¡Un Medallón que pendía de una cadena de oro!. Dicho Medallón nos confiere el poder de cambiar de Plano Cósmico instantáneamente. Con ese tesoro precioso podemos entrar en cualquier Departamento del Reino. ¡Nos hicimos muy amigos del precioso Ángel Adonai, el Hijo de la Luz y de la Alegría, el Maestro de Zanoni!. Todos sabemos que Zanoni recibió iniciación cósmica en la Torre de Fuego de la Vieja Caldea de los sabios. Desde entonces Zanoni recibió el Elixir de Larga Vida, él pudo conservar su cuerpo físico durante millones de años... ¡EL GRAN MAESTRO ZANONI, se dejó caer porque se enamoró de una artista de Nápoles! y el resultado de su error fue la guillotina. ¡Allí murió el Gran Maestro!

Nosotros, los investigadores, hubimos de aprender muchas cosas del Ángel Adonai: ¡Sabiduría inefable!

En cierta ocasión, concurrieron a nosotros Adonai, el Hijo de la Luz y de la Alegría, y el Maestro Zanoni. Uno de nosotros, algo sorprendido, aguardó. Entonces, ambos, Adonai y Zanoni, le dijeron al sorprendido investigador que cortara con su Espada un extraño hilo que había en el suelo. El sorprendido investigador, entre perplejo y grato, obedeció y corto el hilo aquél con su Espada Flamígera. Hecha esa obra, entendimos que había sido liberado de un hechizo fatal, de una mala corriente, de un acto de Magia Negra... Alguien lo había perjudicado con esas malas artes, y le había causado gran daño. Luego, el Maestro Zanoni y Adonai, entre ambos, curaron el cuerpo astral del investigador, y le sanaron.

Al Rey Bael, obedeciendo ordenes Supremas, en subsiguientes trabajos tuvimos que sumergirlo en el Abismo. Ese tenebroso personaje utilizaba los poderes para causar gran daño a la Humanidad. Realmente, Bael es Cabeza de Legión, y hay que conjurarlo en nombre de sus Antítesis, Adonai, el Hijo de la Luz y la Alegría.

Para finalizar el presente capítulo, hemos de advertir a los imprudentes, ¡que jamás se debe invocar a los tenebrosos, porque eso es extremadamente peligroso!... Nosotros nos vimos en la necesidad de invocar a esos tenebrosos para investigar la CONJURACIÓN DE LOS SIETE del Sabio Rey Salomón. Era un caso importante y había que hacer ese genero de investigaciones. A esa clase de Tenebrosos se invoca con la Conjuración de Pedro de Apono. Empero, advertimos que a los Ángeles de la Luz, a los Seres Inefables, no se pueden invocar con la Llamada de Pedro de Apono. A los Ángeles se invoca en Nombre de Cristo, por el Poder del Cristo, por la Gloria del Cristo.

¡Que se cuiden los imprudentes!. ¡Que no cometan el error de invocar Demonios!. ¡Esto podría conducirlos a la desgracia!. Nosotros los investigadores, pudimos hacer estas Investigaciones porque estamos muy ejercitados en el uso y manejo del cuerpo astral. Empero, ¡siempre nos vimos en grandes y terribles peligros!.