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El Quinto Evangelio.- El Verbo y el Magisterio Sacerdotal

EL VERBO Y EL MAGISTERIO SACERDOTAL

  Que los S. no cometan el error de hablar en un lenguaje que el pobre pueblo no entienda. Si tienen ganas de hablar asuntos esotéricos elevados que lo hagan en el círculo esotérico, que lo hagan en Tercera Cámara o en Segunda, pero no ante el pueblo. Creo que el pueblo merece alguna consideración; al pueblo se le debe hablar sin términos técnicos de ninguna especie, porque el pueblo no entiende tales términos. Se le debe hablar en un lenguaje muy simple, muy sencillo, al alcance de todos.

Nunca se debe usar la tribuna para herir a alguien con la palabra. Jamás se debe tratar de ironizar o satirizar en alguna forma al auditorio, al pueblo, a los fieles. LA PALABRA DEBE SALIR DEL CORAZÓN, NO DE LOS DISTINTOS AGREGADOS PSÍQUICOS QUE LLEVAMOS DENTRO.

Con profundo dolor me doy cuenta que cuando alguien habla, la palabra sale desgraciadamente, no de las profundidades del Ser, sino de entre el fondo de cualquier agregado psíquico inhumano. Si la palabra brotara exclusivamente de la Esencia, no habría nada que objetar: sería pura, perfecta; pero las gentes tienen los agregados psíquicos muy desarrollados.

Así es que muchos S. G. o directivos de Santuarios en general, cuando se dirigen a la Grey, lo hacen casi siempre con el propósito secreto de lanzar alguna ironía contra alguien, de humillar a alguien, de insultar a alguien, etc. Es decir, no nace la palabra de la Esencia pura, no brota del Ser, surge de entre cada botella, deviene del fondo de algún Yo, y por ello no es espontánea, no es pura, no produce un efecto creador.

Por lo común, la palabra que los S. G. pronuncian, tiene origen entre las entrañas de tal o cual agregado psíquico, ya sea éste de envidia, ya sea de ira, ya sea de amor propio, ya sea de orgullo, de egoísmo, de autosuficiencia, de autoimportancia, de engreimiento, de ambición, etc. Mas nunca, con dolor veo, que surja la palabra espontánea brotada de las entrañas del Ser, y esto es lamentable.

Cuando la palabra surge de entre las profundidades del Ser, está llena de plenitud y de belleza interior; mas cuando la palabra surge de entre las entrañas de tal o cual agregado psíquico, está condicionada por el mismo, no tiene elasticidad, no tiene ductibilidad, no goza de plenitud, no es íntegra, y produce en el ambiente discordias, problemas de toda especie...

Los devotos concurren al [...] Lumisial, para recibir un bálsamo, de consuelo en su adolorido corazón. Mas si se les da a los devotos en vez de miel, hiel, ¿qué alivio podrían tener? ¿Cómo haríamos para que progresara el Movimiento Gnóstico Cristiano Universal si proseguimos con esa conducta? Esa tendencia que tienen unos y otros hermanos a reaccionar me parece horripilante, absurda. No son dueños de sus propios procesos psicológicos; si se les “puya”, reaccionan, siempre reaccionan ante todo...

No olviden ustedes que en el mundo vivimos, y que hay TRES CLASES DE ALIMENTOS para uno. El primer alimento ya lo conocen ustedes: la COMIDA; es el menos importante; parece increíble, pero así es. Prueba de que es el menos importante, es que uno puede vivir sin comer, muchas veces, hasta un mes. Mahatma Gandhi duraba hasta tres meses sin comer. Este alimento entra por la boca y va al estómago.

La segunda clase de alimento es el AIRE, la respiración; se relaciona con las fosas nasales y los pulmones. Difícilmente podríamos vivir siquiera cuatro o tres minutos sin respirar. La gente dura normalmente un minuto sin respirar y luego viene un síncope. Gracias a un entrenamiento, por ejemplo, podría uno llegar a dos y tres minutos, o a cuatro, que ya sería el máximum de los máximos, pero son pocos o raros los que llegan a poder vivir cuatro minutos sin respirar. Esto nos está indicando que el segundo alimento es todavía más importante que el primer alimento.

Por último viene el tercer alimento, que es aún más importante. Quiero referirme en forma enfática, a las IMPRESIONES. Si la comida no lograra impresionar al organismo humano, pues jamás nos alimentaríamos, no funcionaría el óbolo intestinal, el estómago en general; moriríamos. Si el aire no lograra impresionar los pulmones y la sangre, de nada serviría el aire.

Así, mis queridos hermanos, este tercer alimento es más importante, porque nadie podría existir, ni siquiera un solo segundo, sin el ALIMENTO DE LAS IMPRESIONES.

Ahora bien, todo alimento necesita pasar por una TRANSFORMACIÓN. El alimento relacionado con el estómago, o sea la alimentación, necesita pasar por una transformación; ésta transformación es factible gracias al sistema digestivo. El alimento relacionado con la respiración, tiene como vehículo de transformación a los pulmones, pero para el tercer tipo de alimento no hay un órgano especial, no hay estómago ni hay pulmones que valgan. HAY QUE CREAR ESE TERCER ÓRGANO.

Todo lo que nos llega a la mente viene en forma de impresiones. Ustedes me están escuchando aquí, ven un hombre que les está hablando a través de un micrófono, y esto todo es un conjunto de impresiones que le llegan a la mente. Todas las aventuras de la vida, todas las emociones y pasiones, todo lo que nos rodea, llega a nosotros en forma de impresiones...

El aire se trasforma mediante los pulmones, la comida se trasforma mediante el estómago; y aire y comida se convierten en principios vitales para el organismo. Desgraciadamente, las impresiones no se transforman, quedan en la mente sin digerir.

Las impresiones sin digerir se convierten en NUEVOS AGREGADOS PSÍQUICOS, es decir en nuevos Yoes, y eso es gravísimo. Hay que “digerir” las impresiones. ¿Cómo? Reflexionemos un poco. Mediante la CONCIENCIA SUPERLATIVA DEL SER.

Normalmente, las impresiones llegan a la mente, y la mente reacciona sobre las impresiones. Si alguien nos insulta, reaccionamos con ganas de vengarnos; si alguien nos ofrece una copa de vino reaccionamos con ganas de beber; si una persona del sexo opuesto nos tienta, pues sentimos ganas de fornicar. Pero siempre reaccionamos ante los impactos del mundo exterior, ¡y eso es muy grave!

En las asambleas he visto como se hieren los hermanos unos a otros: uno dice una palabra, y el que se siente aludido reacciona violentamente, diciendo una peor. A veces lo que dicen no es demasiado grosero, se vuelve sutil, muy decente y acompañado de una sonrisa, pero en el fondo lleva el veneno espantoso de la reacción violenta.

NO HAY AMOR ENTRE LOS HERMANOS, se han olvidado de su propio Ser, y sólo viven en el mundo del EGO, en el mundo de las reacciones. Cuando uno se olvida de su propio Ser reacciona violentamente. Si uno se olvida de su propio Ser en presencia de una botella de vino, resulta borracho; si uno se olvida de su propio Ser en presencia de una persona del sexo opuesto, resulta fornicando; si uno se olvida de su propio Ser Interior Profundo en presencia de un insultador, resulta insultando...

Lo más grave en la vida es olvidarse de sí mismo. Así que es necesario transformar las impresiones, y eso solamente es posible INTERPONIENDO entre las diversas vibraciones del mundo exterior y la mente, la propia Conciencia. Cuando uno interpone entre las impresiones y la mente eso que se llama CONCIENCIA, es obvio que las impresiones se transforman en FUERZAS Y PODERES DE ORDEN SUPERIOR.

Normalmente, las impresiones están constituidas por un Hidrógeno muy pesado: el HIDRÓGENO-48. Cuando uno interpone entre las impresiones y la mente, la Conciencia, el Hidrógeno-48 se transforma en 24, que sirve para el alimento del Cuerpo Astral; a su vez, el excedente del 24 se transforma en Hidrógeno-12, que sirve para el alimento del Cuerpo Mental; y por último, el excedente del Hidrógeno-12 se transforma en Hidrógeno-6, que sirve para el alimento del Cuerpo Causal. Pero si uno no transforma las impresiones, éstas se convierten en nuevos agregados psíquicos, en nuevos Yoes.

Así que debemos trasformar las impresiones mediante la Conciencia. Es muy fácil interponer la Conciencia entre la mente y las impresiones, entre las impresiones y la mente.

Para recibir las impresiones con la Conciencia y no con la mente, sólo se necesita NO OLVIDARNOS DE SÍ MISMOS, en un instante dado. Si alguien en cualquier momento nos está hiriendo con la palabra, no debemos olvidarnos de nuestro propio Ser, no debemos permitir que la mente reaccione, no debemos permitir que intervenga el mí mismo: el amor propio, el orgullo, el engreimiento, etc.

En esos instantes sólo el Ser debe estar en nosotros; debemos estar CONCENTRADOS EN EL SER, para que sea el Ser, la Conciencia Superlativa del Ser, la que reciba las impresiones y las digiera correctamente. Así se evitan esas horripilantes reacciones que todos, unos y otros, tienen ante los impactos procedentes del mundo exterior. Así se transforman completamente las impresiones, y transformadas esas impresiones en fuerzas superiores, nos desarrollan maravillosamente.

Amigos, repito: que los S. no vuelvan a cometer el error de reaccionar violentamente contra el prójimo. Que los Directores, que los Misioneros, cancelen de una vez esa horripilante tendencia que tienen a reaccionar. Si alguien dice algo, que lo diga, pero, ¿por qué tiene que reaccionar su vecino? ¡Pues cada cual es libre de decir lo que quiera!

En cuanto a mí atañe, afirmo lo que tengo que afirmar, y si alguien me refuta, si dice lo contrario en una plática dada sobre algún problema que tenemos, me limito a guardar silencio; ya dije, y eso es todo...

¿Por qué he de querer, en cuestiones privadas, imponer un concepto a la fuerza? ¡Eso es absurdo! Eso de querer imponer nuestra opinión “a la brava”, no es sino el resultado de las reacciones, es la reacción misma del Ego, de la mente. Y resulta abominable ese proceder que ha formado terribles problemas en todo el Movimiento Gnóstico Internacional...

Por aquí, por allá, y acullá se utiliza el púlpito para insultar, para herir, para agredir con la palabra a otros, y todo eso está produciendo confusión en el Movimiento Gnóstico Internacional. Hasta aquí mis palabras.