HABLA EL MAESTRO SAMAEL AUN WEOR
Yo llevaba algunos saludos grabados en un casete de varios hermanos gnósticos que quisieron manifestarle personalmente a través de la cinta magnetofónica sus propios conceptos al respecto de la enseñanza gnóstica.
El Maestro escuchó atento, las palabras de todos y cada uno de sus discípulos que lo saludaban con profundo respeto y sinceridad.
Cuando hubo escuchado al último de sus discípulos en su saludo grabado, entonces el Maestro respondió con la siguiente profecía que a continuación transcribimos para hacerla conocer de los hermanos gnósticos.
“Paz Inverencial, queridos hermanos Gnósticos, mucho me place haber escuchado la grabación que nuestro Hermano Efraín Villegas Quintero, misiones gnóstico internacional me ha traído.
Incuestionablemente a cada uno de los que por medio de esta cinta me han saludado, le daré su respuesta en forma concreta, aunque no precisamente en este instante, sino cuando ya se acerque le momento en que nuestro Hermano ya se prepare para regresar a su país de origen.
Ahora solo me limito exclusivamente a haceros una exhortación de tipo esotérico.
Quiero deciros en nombre de la verdad cósmica, en nombre de eso que es lo real, que hay necesidad de morir de instante en instante, de momento en momento; sólo con la muerte adviene lo nuevo.
Alguien por ahí, cuyo nombre no menciono, algún autor por cierto muy famoso, decía que tal vez en el año 2,007 vendría una Edad de Oro para el mundo.
Obviamente esto me parece un poco absurdo, ¿de dónde vamos nosotros a sacar esta Edad de Oro?, ¿Con todos estos egos que están retornando incesantemente?, ¿Con los yoes?, ¿Con el yo? Me parece que eso es imposible, absurdo.
Realmente no es posible una edad de luz y de gloria en tanto no hayamos muerto en sí mismos. ¿Cómo podría haber paz sobre la faz de la tierra si cada uno de nosotros lleva adentro los elementos que producen guerras?
¿Cómo podría haber amor si dentro de cada uno de nos existe el odio? ¿De dónde sacaríamos el altruismo, cuando en el fondo de nuestra conciencia llevamos, desgraciadamente, el egoísmo? ¿Cómo podría resplandecer la castidad si en lo hondo de cada cual hay lujuria?
Incuestionablemente, mis caros hermanos, seria imposible crear una edad de luz en estas circunstancias, el ego no puede jamás crear una edad de luz. Así pues, toda profecía en este sentido me parece totalmente falsa.
Obviamente, debemos morir de momento en momento, sólo así adviene la luz; empero la multitudes ¿qué? Si el conglomerado social está bien vivo, si los yoes retornan incesantemente, si vienen constantemente a este valle del Samsara, entonces, ¿de dónde sacaríamos esa edad de oro?, ¿Quién la edificaría?, ¿El ego?, ¿Satán?, ¿El mí mismo?, ¿El sí mismo?, ¿El yo pluralizado?, ¿Los yoes de las multitudes? Reflexionad profundamente, hermanos”.