LA CHARLA
Resulta urgente e inaplazable observar la charla interior y el lugar preciso de donde proviene.
La charla interior equivocada es la causa causorum de muchos estados psíquicos inarmónicos y desagradables en el presente y también en el futuro.
La vana palabrería insustancial de charla ambigua y en general de toda plática perjudicial, dañina, absurda, manifiesta en el mundo exterior, tiene su origen en la charla inferior equivocada.
Por los anteriores párrafos podemos percibir que existe además de la charla exterior equivocada: chimes, sucesos propios o ájenos, cosas pasajeras, lo que nos cuentan de fulano, la charla interior equivocada, aquella que se lleva a cabo en nuestra mente y que es el origen de la charla exterior.
La charla interior resulta venenosa para su autor ya que le produce confusión interna. Muchos callan exteriormente, mas por dentro desollan vivo al prójimo.
Nos vemos en la necesidad de analizar instante a instante nuestros pensamientos y encontraremos que aquellas que han sido verdades para nosotros realmente no lo son y si acaso resulta que tuvimos razón, sólo encontraremos verdades a medias.
Existe la auto simpatía, nos queremos demasiado a nosotros mismos, a nuestros defectos. Simpatizamos con aquellas personas que soban nuestros defectos, aceptan nuestros errores, nos los estimulan pero hay de aquel que nos diga la realidad, le cogeremos fastidio, llegaremos hasta odiarle. Cualquier desarrollo espiritual se hace mas que imposible si continuamos embotellados en la auto simpatía. Necesitamos aprender a ver el punto de vista ajeno, ponernos en el lugar de los demás. "Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo VII, I)
No habléis de otros lo que no queráis que se hable de ti. Personas aparentemente muy bondadosas arrastran diariamente a sus semejantes hacia la cueva secreta de sí mismos, para hacer de ellos burla, escarnio y toda clase de vejaciones. Encontramos individuos que copulan sexualmente con la mente y se descargan de sus preciosas energías dando con ello origen a entidades ideoplásticas llamadas subcubos e incubos que luego van a seguir viviendo de su autor, robándole su vitalidad a través de las poluciones nocturnas.
Seres que a la vez que hablan de amor y paz sienten en su interior odio, envidia, rencor hacia los demás.