La Virgen del Carmen
La Virgen del Carmen fue la Madre del Divino Redentor del Mundo.
Innumerables escritores han cantado loas a la madre más grandiosa de todos los tiempos.
¿Cómo podríamos definirla? Ni la pluma de Miguel Ángel, ni la Madona de Leonardo Da Vinci han logrado traducirnos en formal fiel la imagen de la Virgen María.
Innumerables esculturas han tratado de personificar a la Virgen del Carmen, pero ninguna de ellas puede traducir exactamente la fisonomía de aquella gran hija de la Luz.
LA ANUNCIACIÓN
"Y al sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazareth".
"A una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la Casa de David; y el nombre de la virgen era María".
"Y entrando el ángel a donde estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida!, El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres".
"Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus palabras, y pensaba qué salutación fuese esta".
LA CONCEPCIÓN
Había en el templo de Jerusalén 33 varones sacerdotes de la Tribu de Leví.
José el padre de Jesús de Nazareth, era uno de los 33 ancianos del templo de Salomón.
Después de la Anunciación, el Sumo Sacerdote ordenó que todos los 33 sacerdotes del templo depositaran sus varas detrás del altar. Y se dispuso que aquella vara que amaneciera florecida, sería la del esposo de María.
Cada uno de los sacerdotes, uno a uno en orden sucesivo, fueron colocando sus varas detrás del altar.
El último que debía colocar su vara fue el Sacerdote José, pero éste se resistía a la orden del Sumo Sacerdote, alegando su avanzada edad.
EL MONTE
Nosotros somos almas que tenemos cuerpo. Pero el cuerpo no es sino el vestido del alma.
El cuerpo no piensa, la que piensa es el alma. El cuerpo no ama, la que ama es el alma. El cuerpo no desea, quien desea es el alma. El cuerpo es únicamente un vestido del alma.
Durante las horas de sueño, el alma se sale del cuerpo y visita todos aquellos lugares que le son familiares.
Durante las horas de sueño, el alma vaga por el sagrado monte de que nos hablan los santos de los evangelios.
EL DISCERNIMIENTO
En nuestro pasado capítulo dijimos que cuando el cuerpo duerme el alma vaga por el sagrado monte.
El alma se ocupa durante las horas del sueño en los mismos oficios y ocupaciones del día.
Fuera del cuerpo los comerciantes compran y venden en sus almacenes, sin darse cuenta de que están fuera del cuerpo.
Durante las horas del sueño vemos a las almas de las modistas, de los mecánicos, de los tenderos, de los vendedores ambulantes, etc., dedicados a los mismos oficios y menesteres del día.
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