EL LOGOS
INVOCACIÓN: EL ESPÍRITU SANTO
Conocimos a un hombre que se llamaba Juan ¡Era un Teúrgo excelso! Sabía salir conscientemente en "Cuerpo Astral".
Una noche, la más sosegada, la más silente estando fuera del Cuerpo Físico, Juan invocó al Espíritu Santo... De pronto, una ave maravillosa, una blanca paloma, ¡de inefable blancura! Con cabeza de anciano venerable y luenga barba blanca, albada, flotó deliciosamente sobre la cabeza del Teúrgo. ¡Era de ver y admirar a esa impoluta Paloma, tan grande y tan hermosa, con cabeza de anciano venerable! La blanca Paloma se posó sobre los hombros de un amigo de Juan y al oído, le musitó sabios consejos. Después, la Paloma de inefable blancura, con cabeza de venerable anciano, se paró frente a Juan. Lleno de éxtasis, nuestro buen discípulo interrogó al Espíritu Santo: