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Los Misterios Mayas: Capitulo 17.- Descripción de la Estela B

DESCRIPCIÓN DE LA ESTELA "B"

TLÁLOC MAYA

Esta figura muestra a Tláloc, dios de la lluvia.

Mitra. El simple hecho de llevarla nos habla claro del gran sacerdocio, un iniciado, un gran sacerdote.

Manos. En esa actitud nos están indicando la región de Tiphereth. Hay necesidad de orientar las energías hacia dentro y hacia arriba.

El pectoral en la zona de Tiphereth, en el centro del pecho, con dos ángulos hacia arriba, hacia las mejillas, nos indica que debemos poner atención al fondo anímico del Ser, que es lo que realmente cuenta.

Los mayas conocieron a fondo los misterios esotéricos, cada escultura por sí misma lo está indicando.

A los lados podemos apreciar las guacamayas, claro símbolo de la castidad. Las guacamayas representan también al azufre y al mercurio de los sabios.

Para explicar mejor lo del azufre y del mercurio, les diré que el esperma sagrado debe transmutarse en energía creadora, que impregnada de fuego o haciéndose una con el fuego, sube por la espina dorsal. Esa es la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes.

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Todo el trabajo está en el mercurio y el azufre, sin ellos no se puede hacer la Gran Obra.

En esta estela se representan muy bien el azufre y el mercurio por el par de guacamayas. Podemos ver que los que tallaron estas piedras sabían lo que estaban haciendo. Conocían a fondo la cultura esotérica. Fueron hechas por iniciados.

En otras culturas se representan en forma distinta, por ejemplo, por el unicornio y el caballo, por el águila y la zorra, por los dos peces de la constelación de Piscis, por los dos colosos de Rodas, etc., etc. Todas estas alegorías no son más que el azufre y el mercurio de los que tanto hablan los alquimistas de la Edad Media.

El mercurio es el alma metálica del exiohehari, el alma metálica del esperma sagrado, que debe recibir al fuego para subir. Es el mercurio azufrado, que sube por el canal medular espinal abriendo los chacras, centros magnéticos del ser humano.

El excedente del mercurio azufrado cristaliza en el cuerpo astral, da vida al cuerpo astral. Más tarde cristaliza en el cuerpo mental y por último cristaliza en el cuerpo causal o de la voluntad consciente.

Quien posee un cuerpo físico, un astral, un mental, un causal solar, recibe los principios anímicos y espirituales y se convierte en un hombre verdadero. Antes de eso, se es animal intelectual, falsamente llamado hombre.

Se parece al hombre en cuanto al cuerpo físico, al rostro, a la figura, pero si se observan sus procesos psicológicos, si se comparan los procesos psicológicos de un hombre con los de un animal intelectual, se encuentra que son completamente diferentes, totalmente distintos.

Así pues, el mercurio y el azufre están representados de alguna manera en los textos sagrados de las culturas antiguas. Aquí en la estela "B", fueron representados por las dos guacamayas, también símbolos de la castidad,

El cetro está colocado sabiamente en el centro.

Se ve un rostro indefinido, extraño, raro, colocado en la parte superior del cetro, como para indicar la maravillosa fuerza neutral o tercera fuerza.

El cetro, orientándose hacia la cintura, hacia Hod y Jesod, nos habla en términos hebraicos de la fuerza neutralizante. Esta tercera fuerza es la que realmente hay que aprender a manejar, aprender a dirigir, porque es la que da el poder.

En el Apocalipsis, los dos testigos están a los lados de la espina dorsal, pero la tercera fuerza está al centro.

Los dos testigos ponen en actividad a la tercera fuerza, el rayo sagrado del Kundalini. El cetro de mando pertenece a la tercera fuerza. Aquí, en esta estela, está muy bien explicado con ese rostro tan extraño, tan neutral.

El cincelado de esta piedra es extraordinario, de una perfección admirable.

Piedras tan ricas como éstas no se compran ni con todo el oro del mundo, Como trabajo artístico son impresionantes, al mismo tiempo de la figura dan la idea de un manto.

PARTE POSTERIOR DE LA ESTELA "B"

Vemos una figura que con sus manos reparte la lluvia bienhechora. La posición de la figurilla es sentada en actitud búdhica. No hay duda que es necesario que sobre nosotros caigan todos los diluvios universales para limpiarnos y purificamos totalmente, Así lo dice el Tláloc maya de Copán.

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En síntesis: todas estas tallas son antiquísimas, hechas por artistas geniales, con una sabiduría extraordinaria, la cual fue depositada en estos libros de piedra que nos hablan claramente de la autorrealización íntima del Ser.

¿Quién es TLÁLOC? Es un rey de la naturaleza, una criatura perfecta que está más allá del bien y del mal. En sus manos está la inundación, la sequía, el granizo, el hielo, el rayo, motivo por el cual los magos antiguos temían su cólera.

Hallándome un día en estado de meditación profunda, hube de ponerme en contacto directo con el bendito señor Tláloc. Este gran ser vive en el mundo causal, más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente. En todas las partes de mi ser experimenté ciertamente la tremenda realidad de su presencia. Vestido exóticamente parecía un árabe de los antiguos tiempos. Su rostro, imposible de describir con palabras, era semejante a un relámpago.

Cuando le recriminé por el delito de haber aceptado tantos sacrificios de niños, mujeres, varones, ancianos, etc., etc. (entre los aztecas aparece también Tláloc y de esos sacrificios estamos hablando), la respuesta fue: Yo no tuve la culpa de eso, nunca exigí tales sacrificios, eso fue cosa de las gentes de allá en el mundo físico. Luego concluyó con las siguientes palabras: Volveré en la era de Acuario.

Incuestionablemente, el dios Tláloc habrá de reencarnarse dentro de algunos años.

PRÁCTICA

Ciertas tribus de América, cuando quieren lluvia para sus cultivos, reúnen a sus miembros, asumen la figura del sapo, lo imitan, y luego en coro remedan el "croac", el resultado no se hace esperar demasiado.

Los antiguos magos llamaban a las ondinas de los ríos y de los lagos, o a los genios de las nubes, o a las nereidas del tormentoso océano, clamaban con gran voz pronunciando los siguientes mantrams:

¡Veya ¡Vallala! ¡Veyala! ¡Heyala! ¡Veya!

Tláloc es, pues, un dios, un Deva del plano causal. Usted también puede invocarlo, pero debe hacerlo con fe y reverencia.