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El Parsifal Develado: Capitulo 29.- El Beso Terrible

EL BESO TERRIBLE

Tremendamente interesado con el maravilloso relato de KUNDRY, la diablesa originaria, cae PARSIFAL a los pies de la hermosa, sobrecogido y abrumado por el más acerbo dolor.

"Desconocido te fue hasta ahora el dolor -añade-, ni hasta ahora sentir pudiste en el corazón las dulzuras del placer -le dice KUNDRY-. ¡Aplaca ahora en los consuelos, que son el natural botín del amor, la pena y la angustia de tu llanto!"

"El saber tornará en conocimiento la inconsciencia. Procura conocer, pues, ese amor que abrazó un día el corazón de GAMURET cuando le inundó la ardiente pasión de HERZELEIDE; ese amor que un día te dio cuerpo y vida; ese amor, que ahuyentará a la muerte; que ahuyentará tu torpeza, y que hoy ha de ofrecerte... como último saludo y bendición de tu madre... el primer beso de la pasión".

Mientras parla tan deliciosamente y con ese lenguaje tan conmovedor, KUNDRY, la beldad más terrible, ha reclinado completamente su cabeza de encantos sobre la de PARSIFAL, uniendo al fin sus labios de púrpura maldita con los de él en un largo y ardiente beso...

Sin embargo, para todo hay un momento; el ígneo contacto de tan espantosa pasión sexual, origina en el héroe de la Dramática Wagneriana, intensivo terror...

Desgarrado por la angustia grita con todas las fuerzas de su alma "¡AMFORTAS! ¡La herida! ¡La herida!"

"¡En mi corazón arde ya! ¡Sus lamentos desgarran mi alma! ¡Yo vi sangrar esa herida..., que ahora sangra dentro de mí... aquí, aquí mismo"...

"¡No, no! ¡No es la herida! ¡Aún ha de correr esa sangre a torrentes! ¡Es el incendio aquí, aquí, en mi cuerpo!".

"¡Es el ansia horrible, que me agarra y sujeta con violencia los sentidos! ¡Oh suplico del amor!"

"Todo mi ser palpita, arde y tiembla y se estremece en pecaminosos anhelos!"

Después viene lo mejor: el héroe evoca el recuerdo del Vaso Sagrado y de la sangre Divina que derramó el pecado, rechaza heroico a KUNDRY, la Magdala Wagneriana que espantosamente se revuelca entre su lecho de flores agitada por la más tremenda lujuria...

En vano recurre entonces KUNDRY a todos los encantos, engaños y artificios que le sugiere su astucia. El Héroe se le escapa...

La pecadora, exasperada y vencida, pero sin querer renunciar a la que creía su fácil presa, llama en su socorro al mago, que aparece en la muralla blandiendo la lanza del Señor...

Lanza que arroja contra PARSIFAL con ánimo de herirle como a AMFORTAS; pero el héroe está puro, y resulta, por tanto, invulnerable, la lanza queda suspendida sobre la cabeza de éste, quien la coge, y, en ademán extático, hace con ella la señal de la cruz...

Bajo semejante conjuro, el castillo tenebroso de KLINGSOR cae al horrible precipicio convertido en polvareda cósmica...

El jardín de las delicias queda reducido a un simple yermo de penitente y las mujeres-flores se marchitan y ruedan por el suelo arrastradas por temibles huracanes...

Momento terrible es aquél en que KUNDRY, la belleza maligna, lanza un grito y se desploma como herida de muerte...

PARSIFAL victorioso se aleja y desaparece...