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La Revolución de la Dialectica: Capítulo 10.- El Centro Permanente de Conciencia

EL CENTRO PERMANENTE DE CONCIENCIA

Los bípedos tricerebrados no tienen individualidad alguna, no tienen un Centro Permanente de Conciencia, (CPC). Cada uno de sus pensamientos, sentimientos y acciones, dependen de la calamidad del yo que en determinado momento controle los centros capitales de la máquina humana.

Aquellos que durante muchos años de sacrificio y dolor hemos venido luchando por el Movimiento Gnóstico, pudimos ver en la práctica cosas terribles; muchos juraron con lágrimas en los ojos trabajar por la Gnosis hasta el final de sus días. Prometieron a la Gran Causa fidelidad eterna y pronunciaron discursos tremendos. ¿Y qué? ¿En qué quedaron sus lágrimas de sangre? ¿En qué sus terribles juramentos? Todo fue inútil, sólo juró el yo pasajero de un instante, pero cuando otro yo desplazó al que juró fidelidad, el sujeto se separó de la Gnosis o traicionó a la Gran Causa o se pasó a otras escuelitas, traicionando a las Instituciones Gnósticas.

Realmente, el ser humano no puede tener continuidad de propósitos porque no tiene el CPC, no es un individuo y tiene un yo que es una suma de muchos yoes pequeños.

Muchos son los que aguardan la Bienaventuranza eterna con la muerte del cuerpo físico, empero la muerte del cuerpo no resuelve el problema del yo.

Después de la muerte, la catexis suelta -el ego- continúa envuelta en su cuerpo molecular. El bípedo humano termina pero continúa la catexis suelta, la energía del ego, en su cuerpo molecular y luego, más tarde, el ego se perpetúa en nuestros descendientes, retorna para satisfacer sus deseos y continuar las mismas tragedias.

Ha llegado la hora de comprender la necesidad de producir dentro de nosotros una Revolución Integral definitiva a fin de establecer el CPC, un Centro Permanente de Conciencia; sólo así nos individualizamos, sólo así dejamos de ser legión, sólo así nos convertimos en individuos conscientes.

El hombre actual es semejante a un barco lleno de muchos pasajeros, cada pasajero tiene sus propios planes y proyectos. El hombre actual no tiene una sola mente, tiene muchas mentes. Cada yo tiene su propia mente.

Afortunadamente, dentro del bípedo humano existe algo más, existe la Esencia. Reflexionando seriamente sobre dicho principio, podemos concluir que éste es el material psíquico más elevado con el cual podemos darle forma a nuestra Alma.

Despertando la Esencia creamos Alma. Despertar la Esencia es despertar la Conciencia. Despertar conciencia equivale a crear dentro de nosotros un CPC. Sólo quien despierta conciencia se convierte en individuo, empero el individuo no es el final, más tarde tenemos que llegar a la sobre‑individualidad.