• Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

La Revolución de la Dialectica: Capítulo 74.- Solioonensius

SOLIOONENSIUS

El gran sabio ruso Jorge Lakoski, después de haber estudiado profundamente las manchas solares, llegó a descubrir que existe una íntima relación entre éstas y las guerras.

En esta época de cohetes teledirigidos se han hecho profundos estudios sobre los rayos cósmicos y sus influencias sobre la célula viva y los organismos en general.

El complejo mecanismo de los cohetes teledirigidos puede ser controlado a distancia por medio de ondas radioactivas. Ya no se puede negar la radiactividad de los planetas en el espacio, ni su influencia electromagnética sobre los organismos vivientes.

Existe una ley cósmica llamada Solioonensius, la cual se ha manifestado en nuestro planeta Tierra cuarenta veces después de la sumersión de la Atlántida. Dicha ley cósmica resulta de la tensión electromagnética de los mundos.

Nuestro Sistema Solar de Ors tiene un Sistema Solar vecino llamado Baleooto. Existe también en el cosmos el famoso cometa Solni que suele acercarse a veces en forma peligrosa al resplandeciente sol Baleooto.

Dicho sol resplandeciente se ha visto muchas veces obligado a desarrollar una fuerte tensión electromagnética para poder mantener con firmeza su sendero cósmico habitual. Esta tensión, como es muy natural y lógico, provoca idéntica tensión en todos los soles vecinos, entre los cuales se encuentra nuestro sol llamado Ors.

Cuando nuestro sol Ors se pone en tensión electromagnética con el propósito de que no sea modificado el sendero cósmico que lleva, origina idéntica tensión en todos los planetas del Sistema Solar de Ors, incluyendo nuestro planeta Tierra. Este es el Solioonensius cósmico, la gran ley que actúa en nuestra Tierra a muy largos intervalos.

Normalmente, esta gran ley produce religiosidad intensa y anhelo profundo de Autorrealización íntima, pero cuando la humanidad no está preparada psicológicamente para la acción de esta ley, el resultado suele ser catastrófico.

En el año 1917, la mencionada ley cósmica se manifestó intensamente, pero como el proletariado ruso estaba lleno de profundos resentimientos y amarguras, el Solioonensius se combinó en forma anormal y negativa con la psiquis de cada individuo. El resultado de esa combinación negativa fue la Revolución Bolchevique.

Ya hacía tiempo que venía Rusia preparándose psicológicamente para esta revolución sangrienta. La Revolución Bolchevique fue ciertamente el resultado de una pésima combinación del Solioonensius con la idiosincrasia psicológica de cada individuo. Una de las características de esta ley en acción es el anhelo de libertad.

Sin embargo, hubieron en Rusia, por esa época de la Revolución Bolchevique, unas cuantas personas que supieron aprovechar inteligentemente el Solioonensius para desarrollar la Razón Objetiva, la Auto‑conciencia individual y la Revolución de la Dialéctica que también surgirá por estos tiempos.

Ya han pasado muchos años y no sabemos todavía cuándo vuelva el Solioonensius, lo que sí sabemos es que debemos prepararnos psicológicamente para recibirlo en forma inteligente y lograr, con la ayuda del mismo, la Revolución Integral que propongo de manera objetiva en este Tratado.

Es apenas lógico pensar que si el Solioonensius nos encuentra sin preparación psicológica, el resultado tiene que ser una catástrofe.

Es bueno grabar en nuestra memoria, y no olvidar jamás, que la Revolución Bolchevique y la Guerra de los Siete Días fueron realmente una catástrofe social.

Nosotros debemos aspirar a realizar sobre la Tierra la Revolución de la Dialéctica y por ello es necesario prepararnos psicológicamente, lo mejor posible. Sería lamentable que el próximo Solioonensius nos encontrara sin preparación psicológica de ninguna especie.

En el pasado, cada vez que se manifestó el Solioonensius fue catastrófico cuando la humanidad no estuvo preparada. Recordemos el Viejo Egipto, entre dinastía y dinastía hubieron acontecimientos terribles. Dos veces se manifestó el Solioonensius en forma catastrófica en el país asoleado de Kem.

En la primera, el pueblo, en sangrienta revolución, eligió gobernantes mediante sangre y muerte. El candidato que tuviera en su "vaso sagrado" mayor cantidad de ojos pertenecientes a la clase de gobernantes legítimamente constituidos, seria electo nuevo gobernante. Es claro que fueron horribles las escenas de semejante revuelta.

En la segunda manifestación de esta ley cósmica, el pueblo egipcio, enfurecido, se levantó contra sus gobernantes y los mató atravesándolos de lado a lado con un cable metálico sagrado. En ese entonces no se respetó sexo ni edad y aquel cable pareció más bien un collar macabro que después fue arrastrado por bestias y arrojado al Nilo.

El Solioonensius produce ansias de liberación, revolución de la conciencia, pero cuando el ser humano no está preparado, sólo se le ocurre matar a los gobernantes, asesinar a otros, destronar a los reyes, hacer guerras, etc.

Nosotros debemos prepararnos psicológicamente para el Solioonensius, necesitamos hacernos auto‑conscientes y realizar sobre la faz de la Tierra la Revolución de la Dialéctica.