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La Revolución de la Dialectica: Capítulo 37.- La Personalidad Kalkiana

LA PERSONALIDAD KALKIANA

Tenemos que hacernos cada vez más conscientes de la labor que estamos realizando. Es fundamental conocer la diferencia que hay entre el Movimiento Gnóstico y todas las demás organizaciones que hay por ahí, pseudo‑esotéricas y pseudo‑ocultistas, etc. Ante todo, tenemos que sabernos situar, centrar, si es que queremos comprender la labor que debemos realizar.

Si echamos una ojeada en general a las diversas escuelas que hay actualmente en el mundo, todas de tipo pseudo‑esotérico y pseudo‑ocultista, venimos muy fácilmente a descubrir su origen.

En alguna ocasión sucedió en Roma el caso de una monja que caía constantemente en trance hipnótico. Tenía ella su confesor y con él hubo de aclarar la causa causorum de esos trances fatales. Ante todo, el confesor logró saber que ella había tenido un amante y a pesar de estar enclaustrada, conservaba una fotografía del amante. El confesor se la hizo traer, de pronto, se dio cuenta éste, que con sólo mirar ella aquella figura, caía en trance. Resolvió aquel confesor asesorarse por un psicólogo y sometieron a la monja aquella a experimentos psíquicos. Entonces, se pudo evidenciar que no era la fotografía de aquel hombre la que la ponía en estado de trance, sino unas piedras muy brillantes que había en el marco de la foto.

Continuaron las investigaciones y muy pronto se pudo sacar, como consecuencia o corolario, que toda clase de objetos brillantes predisponen a los estados hipnóticos. Como resultado devino prácticamente toda una escuela. Se pudo verificar que, mediante los estados hipnóticos, sería posible modificar en alguna forma los estados psicológicos de los pacientes, y se resolvió, por ende, utilizar la hipnosis para curar pacientes o curar enfermos.

Nacieron así los famosos médicos hipnotistas. Fue entonces cuando hicieron su aparición en el mundo muchos secuaces de la Hipnología, de la Catalepsia, del Mediumnismo, etc. No está de más recordar con cierto énfasis a Richard Charcott, Luis Zea Uribe, César Lombroso, Camile Flamarión, etc.

Entre esa escuela de hipnotistas se distinguieron especialmente: un inglés cuyo nombre no recuerdo en estos precisos instantes y el famoso Charcott. En cuando al primero, tenía todas las propiedades del Hanasmussen; el otro, el segundón, no hay duda de que era el "nene de mamá", me refiero a Charcott. Sus experimentos fueron muy notables, pero como quiera que él era el "baby", el consentido de la familia, todo lo que él hiciera era una maravilla.

Bien, si hago mención de todos estos pasajes a grosso modo, y de experimentos de magnetismo, de hipnología, catalepsia, espiritiadera y cincuenta cosas más por el estilo, es con un solo propósito: hacerles ver a ustedes de dónde salieron las diversas escuelas de tipo pseudo‑esotérico y pseudo‑ocultista de esta negra edad del Kali Yuga.

Por aquellos tiempos de las señoritas Fox de Mirville, que lograban servir de instrumento para la materialización de la famosa Katie King, fantasma que duró materializándose tres años seguidos ante los ojos de los distintos científicos del mundo entero; por aquellos días de la Eusapia Paladino de Nápoles, en los que toda la Europa se agitó con los fenómenos psíquicos, fue cuando apareció el Teosofismo de tipo oriental. Y claro, ustedes lo saben, lo sabe todo aquel que haya visitado esas organizaciones, en dichas escuelas siempre hay una mezcla de espiritiadera con teorías de tipo indostánico. Nunca se vio libre el Teosofismo del fenómeno espiritista.

Cuando conocemos el origen de las diversas organizaciones que actualmente existen, no puede extrañarnos en forma alguna el que el Teosofismo se halle mezclado con algo de mediumnismo. Que se asusten los teósofos ante el Tantrismo es apenas normal, porque no es una escuela de tipo esotérico, sino pseudo-ocultista y nada más.

Incuestionablemente, de aquella escuela de hipnotistas tuvieron que desprenderse, y lo hicieron, como es natural, muchas ramas u organizaciones, llamémosles pseudo‑rosacrucismo, pseudo‑yoguismo, etc. Son tan innumerables que necesitaríamos consultar un diccionario para conocer el nombre de todas.

Pero vamos al fondo de la cuestión: ¿cuál es el basamento de tales escuelas? El Dogma de la Evolución. ¿De dónde salió ese tan cacareado dogma? De un señor Darwin.

Parece increíble que el señor Darwin se haya echado a la bolsa a muchas figuras eminentes, a muchos investigadores esoteristas, pseudo‑esoteristas y a muchos aspirantes sinceros. Pero así lo fue, no lo podemos negar.

La concepción que sobre la reencarnación crearon las instituciones pseudo‑esotéricas en el mundo occidental es falsa. Nunca dijo el Señor Krishna que todos los seres humanos se reencarnaban. Él dijo que tan solo los Buddhas, los Dioses, los Héroes solares, tenían derecho a la reencarnación. Los demás estamos sometidos a la Ley del Eterno Retorno de todas las cosas, eso es claro.

Tampoco se dijo nunca en Oriente que todos los seres Humanoides poseyeran los cuerpos existenciales superiores del Ser. Pero fue fácil para las escuelas de tipo pseudo‑esotérico y pseudo-ocultista hacerle creer a la humanidad que todo el mundo ya posee dichos vehículos superiores. Así no tienen ellos ningún inconveniente en tratar el tema "El Septenario del Hombre", con una seguridad tal que pareciera como si verdaderamente todos los Humanoides poseyeran todo ese conjunto de vehículos.

Bueno, el resultado de esta especie de morbosidad, difundida por el mundo occidental, de estas escuelas de tipo subjetivo, incoherente, vago e impreciso, ha sido la Personalidad Kalkiana, es decir, la personalidad propia de esta edad del Kali Yuga.

Las personalidades kalkianas son irrespetuosas, irreverentes. Este tipo de personalidad de las escuelas pseudo‑esotéricas y pseudo‑ocultistas han perdido, no sólo el sentido de la auténtica devoción y de la verdadera religiosidad, sino también el de la veneración a los Patriarcas antiguos. Así que la humanidad, pudiendo ser dirigida por religiones verdaderamente sabias, se ha degenerado en sus sabihondeces ridículas, formándose así la personalidad kalkiana.

Conviene que se sepa confrontar una personalidad kalkiana con una personalidad auténticamente Esoterista. ¿Cuál es su diferencia? La personalidad kalkiana está llena de sabihondeces, embotellada en el Dogma de la Evolución, mal informada sobre la constitución interna del hombre, desconoce los misterios tántricos, teme el desarrollo de la Serpiente ígnea en la espina dorsal, y además, el hecho de estar atiborrada de teorías produce en ella una sensación de auto‑suficiencia.

Incuestionablemente, la personalidad kalkiana es víctima del auto‑engaño. Cree haberlo logrado todo cuando no ha logrado nada y lo peor es que ha perdido el sentido de la veneración, ha olvidado la verdadera y auténtica religiosidad, ha perdido también la humildad ante el Logos Creador. Esta es la personalidad kalkiana.

Nosotros no podemos seguir por el camino de la personalidad kalkiana, no podemos aceptar esos falsos dogmas como son los de la Evolución, como son los de creer que ya todos los Humanoides son Hombres perfectos, completos, con los cuerpos existenciales ya formados; como son el temer a la Serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes y a la experiencia vívida; etc. Preferimos mejor seguir por el camino de la Sabiduría auténtica, la senda de los Tantras, la de la disolución del ego y la del reconocimiento de nuestra propia miseria e incapacidad. Preferimos reconocer que no somos nada, que somos tan solo míseros gusanos del lodo. Nos preocupamos, eso sí, por trabajar en nosotros mismos, sobre nosotros mismos. Queremos la disolución de nuestro mí mismo, del sí mismo.

Usamos el poder inteligente de la Energía Creadora. Trabajamos en la Forja de los Cíclopes que tanto asusta a los pseudo‑esoteristas y pseudo‑ocultistas. Estamos, pues, en un camino diferente, distinto, revolucionario en un ciento por ciento, y que sin embargo tiene una antigüedad espantosa, que se pierde en la noche insoportable de todas las edades.

Ciertamente, las características de la personalidad kalkiana son inconfundibles. Ante todo la auto‑suficiencia y el terrible orgullo y la espantosa vanidad fundamentada en las teorías. Vemos, por ejemplo, en las escuelas de psicoanálisis, parapsicología, etc., qué terrible orgullo y auto‑suficiencia embarga a esas gentes con verdaderas personalidades kalkianas. Estas descollan no solamente dentro de ciertos grupos, sino que se aparecen en televisión, figuran en la prensa, en la radio, y tienen al mundo completamente envenenado con un tipo de vibraciones, que en esoterismo se denominan Veneniooskirianas.

Tienen una auto‑suficiencia completa, miran con desdén a las gentes de la Edad Media, se creen auto‑súper‑civilizados, creen que han llegado al non plus ultra de la sabiduría. Es tal su orgullo que piensan conquistar el Infinito, el Espacio exterior, se ríen de lo que ellos consideran supersticiones de los sabios medievales, he ahí el tipo de la personalidad kalkiana.

¿Y cómo hacerles comprender a esas personalidades kalkianas que están equivocadas?.

No bastaría simplemente que lo negaran, ¿verdad? Como quiera que esas personalidades kalkianas manejan la razón y que esa es su arma de combate, su caballito de batalla, pues hay que llevarles a comprender lo que es el proceso de razonamiento.

Hay que hacerles saber a esas gentes auto‑suficientes y orgullosas que don Emmanuel Kant, el filósofo de Königsberg, el gran pensador alemán, escribió una obra titulada «La Crítica de la Razón Pura», como también escribió «La Crítica de la Razón Práctica».

Si estudiamos a don Emmanuel Kant veremos cómo hace para descifrarnos, no solamente en sus prosilogismos, esilogismos y silogismos, sino también en la forma como analiza los conceptos de contenido en la «Crítica de la Razón Pura».

Es claro que mediante las percepciones sensoriales externas informamos a la mente, entonces ésta elabora sus conceptos de contenido, basados precisamente, en los ensambles nústicos sensoriales. Desde este punto de vista, la razón no podría saber nada que no perteneciera al mundo de los cinco sentidos, puesto que los conceptos de contenido se elaboran únicamente con el ensamble sensorial, y por tal motivo, está circunscripta nada más que por los datos aportados por los sentidos. Por lo tanto, ¿qué puede saber la razón subjetiva sobre los intuitos? ¿Y sobre las ideas a priori? ¿Y sobre aquello que escapa a los conceptos de contenido basados únicamente en las percepciones sensoriales externas? ¡Nada! ¿Verdad?.

Existe otro tipo de razón que la personalidad kalkiana desconoce absolutamente, quiero referirme en forma enfática a la razón objetiva. Obviamente, ésta tiene por basamento los datos de la conciencia y es con tales datos con los que funciona.

En esoterismo auténtico, a la conciencia se le llama Zoostat.

La razón objetiva estuvo desarrollada antes de que surgiera la época Greco‑romana. La tuvieron en desarrollo los primitivos arios de la primera sub‑raza de la gran raza Aria, que floreciera en el Asia Central. La poseyeron las gentes de la segunda sub‑raza anterior al período de los Rishis solares. También la usaron los egipcios de las antiguas Dinastías de los faraones, los babilónicos, los sabios del Afganistán, del Turquestán y del Irak y vino a concluir, prácticamente, con el Razonamiento griego.

Fueron los griegos, quienes comenzando a jugar con la palabra, terminaron por establecer el razonamiento subjetivo, basado en las percepciones sensoriales externas, ahogando a la razón objetiva, eliminándola de la faz de la tierra. Desde entonces, la humanidad únicamente posee el razonamiento subjetivo, las percepciones sensoriales externas, los datos aportados por los sentidos.

Los conceptos de contenido están basados en los ensambles sensoriales, etc. y nada puede saber la razón subjetiva sobre aquello que se escape de los factores antes mencionados. Nada puede saber la razón subjetiva sensualista sobre lo real, sobre lo divinal, sobre los misterios de la vida y de la muerte, etc. Es completamente ignorante de todo aquello que se escape de su círculo de acción que son los cinco deficientes sentidos.

Incuestionablemente, existen los poderes del corazón, aquellas cualidades que están mucho más allá del intelecto y de su proceso meramente razonativo y de las cuales nada sabe ni conoce la razón subjetiva sensualista.

En la tierra sagrada de los Vedas existe un viejo manuscrito que dice lo siguiente: "Aquel que meditare en el centro del corazón logrará control sobre el Tatwa Vayú -el principio etérico del aire- y alcanzará también los siddhis -los poderes de los santos-".

Me viene a la memoria en estos momentos el caso de José de Cuppertino. Dicen que se elevó por los aires setenta veces y este hecho mágico, que sucediera por allá en el 1650, fue el motivo por el cual fue canonizado. Es indudable que tenía desarrollado el centro del corazón. Cuando un cardenal le interrogó, le dijo: "Bueno, ¿por qué en el momento en que Ud. se va a elevar estando en oración, lanza un clamor?". Entonces él contestó: "La pólvora, cuando se inflama en el arcabuz, estalla con gran ruido, lo mismo le sucede al corazón inflamado por el Divino Amor".

De manera que en forma práctica, José de Cuppertino dio la clave de los estados Jinas. El corazón es que hay que desarrollar para poder lograr los estados Jinas.

La extraordinaria Santa Cristina levitaba constantemente. Ya muerta, -se creía que estaba muerta- la iban a enterrar y de pronto, de entre el ataúd, se levantó flotando hasta el campanario de la iglesia.

Podríamos seguir narrando innumerables casos... Por cierto, el de Francisco de Asís: El buen hermano que le cuidaba le traía la comida y el monje estaba ya en levitación, en oración, flotando en la atmósfera. Otras veces no alcanzaba ya el buen hermano a darle los alimentos porque no le alcanzaba, ya estaba demasiado alto Francisco de Asís, a tal grado que a veces se perdía en una arboleda que estaba por ahí cerca.

Todos estos místicos tenían desarrollado el centro del corazón. No teniendo desarrollado ese centro no se puede adquirir destreza en los estados Jinas.

Por lo común, el que ha desarrollado el intelecto sufre mucho para lograr los estados Jinas, porque sí desarrolla el intelecto, pero a expensas de las fuerzas del corazón, succionando las fuerzas del cardias pierde los poderes del cardias. Mejor dicho: cambia los poderes del cardias por el intelecto.

Mejor sería no ser intelectual pero sí tener los poderes del cardias, ¿verdad? Pero no por eso deben preocuparse los instructores, el corazón puede desarrollarse nuevamente cultivando la emoción superior, la música avanzada de los grandes Maestros, la meditación. Haciéndose más místicos, más profundamente devotos, así se va desarrollando nuevamente el corazón, eso es muy interesante.

Además tenemos que llegar a saber, mis caros hermanos, a comprender, que el ser humano está dividido en dos conciencias: la verdadera y la falsa.

Cuando uno viene a este mundo trae en la esencia, depositados por la naturaleza, todos los datos que uno necesita para la Autorrealización íntima del Ser, pero, ¿qué sucede? Que le meten a uno en escuelitas, le dan una falsa educación que para nada sirve y muchos consejos y preceptos. En fin, total que crea uno una conciencia falsa, y la verdadera conciencia, aquella donde están depositados los datos que uno necesita para seguir la huella, para seguir el camino, para llegar a la Liberación del Ser, queda allá en el fondo y catalogada tristemente con el nombre de sub-conciencia, ¡Habrase visto cosa más absurda!.

Nosotros tenemos que sincerarnos a sí mismos, reconocer que esta conciencia falsa que nos han formado fue hecha con todas las teorías, con todo lo que aprendimos en Primaria, Secundaria, Preparatoria, etc., y otras tantas cosas; con los ejemplos de nuestros mayores, con los prejuicios de la sociedad en donde vivimos, pues no es la verdadera conciencia.

Debemos eliminar lo que tenemos de falso, esta conciencia falsa que se basa en lo que nos han dicho, en los preceptos de la escuela, en las lecciones de la preparación, etc. Eliminar completamente, erradicar definitivamente esa conciencia falsa para que solamente quede en nosotros la verdadera conciencia, la Conciencia superlativa del Ser, eso es lo que cuenta.

Vean ustedes cómo estos psicoanalistas modernos, estos famosos psiquiatras, psicólogos, parapsicólogos, secuaces de los hipnólogos y demás, se esfuerzan cada vez más y más por ahogar a la verdadera conciencia del Ser, por suprimirla, por eliminarla. Quieren por todos sus medios, vigorizar más, cada vez más, esa conciencia falsa que poseemos.

Mesmer fue un hombre maravilloso, presintió que existía una doble conciencia en los seres humanos y se propuso estudiarla. Al darse cuenta de que había una conciencia falsa y que existía una legítima conciencia real, la cual estaba archivada en el fondo, dijéramos, subestimada, empezó a hacer experimentos de magnetismo, muy contrarios a la hipnología, por supuesto.

¡Pobre Mesmer! Mucho le ridiculizaron en su época y le siguen todavía ridiculizando. Contra él se levantó la crítica y aún se le critica en la actualidad. Muchos textos de hipnotismo comienzan hablando contra Mesmer. Le odian los hipnotizadores porque, precisamente, se pronunció contra esa conciencia falsa, descubrió que existía una doble conciencia: la falsa y la verdadera. Mesmer vino a desenmascarar a la conciencia falsa ante el veredicto solemne de la opinión pública y es claro que casi se le tragaron, esa es la cruda realidad de los hechos.

Bueno, para no desviarnos tanto del tema, lo que quiero decir es que el desarrollo interior sólo se logra procurando tirar a la basura a la conciencia falsa y poner atención a la verdadera conciencia, a la auténtica conciencia.

¿Qué se entiende por conciencia falsa? Aquella que nos han formado desde que nacimos, esa que se hizo con los ejemplos, con los preceptos de todos nuestros familiares, esa que nos formaron en la escuela, en la Secundaria, etc., esa que se formó con todos los prejuicios sociales habidos y por haber.

Todo eso hay que tirarlo al fondo de la basura y poner a flote la verdadera conciencia para trabajar. Eso indica que hay que convertirse en un niño para trabajar, volverse un infante, un pequeñuelo en el momento de trabajar, desprovisto de teorías y poniendo en juego la verdadera Sabiduría.

Así pues, he hecho este capítulo con el propósito de que nos centremos, de que reconozcamos la situación en que estamos en este mundo, de que entendamos que no vamos por el camino de todas las escuelitas, sectas y órdenes que forma la personalidad kalkiana, que somos diferentes, eso es todo.