ARTE HERMÉTICO DEVELADO
...De Mercurio, de profunda significación, con sus Alas del Espíritu siempre abiertas. También vemos dos figuras animalescas semejantes al Dragón, obviamente, representarían al Azufre y el Mercurio de los Sabios. Y hay una figura heroica ahí, que sube, que se levanta cerca a aquellos Dragones, como para simbolizar al Hércules. Obviamente, solo mediante el heroísmo es posible que el Fuego surja o camine por la médula espinal del asceta gnóstico.
En el fondo de todo, y como basamento, hay un Hombre (muy interesante esa figura humana). Los ojos cerrados y meditativo: Reflexión; su cabello es semejante a los vegetales; y el Fuego, en sí mismo, en todas partes rodea aquella escena, Fuego extraordinario; y la Cruz Hierática, como para indicarnos que sólo mediante el cruzamiento del Lingam-Yoni, es posible despertar el Fuego...
...en sí misma, está profundamente significativa; ya en el fondo las estrellas... ...todo en él es maravilloso...
Ahora, nos presentan aquí, nada menos que la figura heroica de un Hombre. Éste tiene un aspecto hierático; músculos perfectamente desarrollados; obviamente, está el tocado en su cabeza con los símbolos del antiguo Egipto de los Faraones. Este Hombre representa al heroísmo que se ha de tener para poder realizar la Gran Obra. La Serpiente ha subido por su espina dorsal, ha llegado a su cabeza; parece tremendo...
Hacerla subir por el canal medular es magnífico; pero, hermanos, más extraordinario es SER DEVORADO POR LA SERPIENTE. Cuando uno es devorado por la Serpiente, se convierte en Serpiente. Por eso clamaban los Hierofantes antiguos diciendo: “Soy una Serpiente”...
Aquí vemos otro cuadro también muy hermoso, agradecemos al artista que lo pintó habérnoslo presentado. En realidad estas obras son muy buenas. Allá vemos a la SACERDOTISA, al Eterno Femenino; no podría faltar jamás entre las dos Columnas del Templo (Jakin y Boaz. Jakin es el elemento Masculino, Boaz lo es Femenino).
He ahí a la MADRE DIVINA KUNDALINI sentada entre las dos Columnas, a la Papisa del Templo, a la Ciencia Oculta. Obviamente, ella es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será. Ella, la Sacerdotisa, es la Divina Madre Cósmica sentada en su trono en el Arcano 2 del Tarot. Sin la Madre Divina no podríamos nosotros realizar ningún progreso efectivo.
Me viene a la memoria, en estos momentos, épocas dolorosas del pasado que ahora comparto con ustedes, esta noche: Luchaba, hace muchísimos años, para eliminar de mi naturaleza psicológica determinados elementos inhumanos. La lucha era terrible; sufría lo indecible; fracasaba en muchas pruebas y no avanzaba...
Una noche de esas tantas llegué al Templo; el Guardián en esa puerta mirándome fijamente exclamó:
– De entre un grupo de hermanos que trabajaron en la Novena Esfera y que, después de haber trabajado, se presentaron en este Templo, tú eres el más avanzado, pero ahora –dijo– te estás estancando!
¿Por qué? Exclamé.
¡Porque te falta amor!
Naturalmente quedé asombrado, pues, yo he venido siempre sufriendo un amor tremendo por todos mis semejantes...
– ¿Y por qué me va a faltar amor? Refuté al Guardián. Respondió:
– ¡Porque te habéis olvidado de tu Madre; eres un hijo ingrato, y un hijo ingrato no progresa en estos estudios!
Yo quedé alarmado francamente. Mi madre había desencarnado hacía mucho tiempo; respondí:
– Pero si yo no sé donde está ella...
– ¿Cómo que no vas a saber donde está ella? ¡Imposible! Esto que te estoy diciendo es para tu bien.
– Bueno, trataré de saber algo –dije–...
Entré en Meditación, quise comprender las palabras del Guardián del Templo y al fin comprendí. En realidad de verdad, aquel hombre se estaba refiriendo, concretamente, a la Divina Madre Kundalini, al Arcano 2 del Tarot (que ahí ven ustedes representada), a la Papisa, a la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes.
Me concentré en ella terriblemente; le supliqué eliminar de mi naturaleza determinados elementos inhumanos y en verdad fui auxiliado. Devi Kundalini-Shakti, la Papisa del Tarot, me asistió, y pude en verdad eliminar de mi naturaleza todos esos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Sólo ha quedado en mí, el Ser; el Ego ya murió, no existe ya en mí.
Gracias a eso, sólo el Ser (a través de ésta, mi insignificante persona que nada vale), puede instruir libremente sin el inconveniente aquél del Ego.
Hasta aquí mis palabras. ¡Paz Inverencial!