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El Quinto Evangelio.- La Resurrección a Través del Bautismo

LA RESURRECCIÓN A TRAVÉS DEL BAUTISMO

   ...Toda la Naturaleza. El Fuego es el AGNUS DEI, el CORDERO INMOLADO desde el principio del mundo, para nuestro bien.

Si golpeamos una piedra con otra, vemos saltar el Fuego. Éste se halla latente en todo lo que es, en todo lo que ha sido y en todo lo que será. Es el CHRESTOS CÓSMICO, el “GRAN SACRIFICADO”.

Así pues, debemos nosotros reflexionar, profundamente...

Ahora bien, de nada nos serviría el “BAUTISMO POR LOS MUERTOS”, si nosotros no resucitáramos. Entonces estaríamos completamente perdidos; vanos serían nuestros esfuerzos, vanos nuestros trabajos.

Sin embargo, para bien de la Gran Causa, nosotros podemos y debemos resucitar. Es claro que lo “corruptible” no puede hacerse “incorruptible” (así está escrito), que lo “mortal” no puede hacerse “inmortal”; pero si lo “corruptible” se reviste de lo “incorruptible”, y si lo “mortal” se reviste de lo “inmortal”, entonces se verifica una metamorfosis dentro de nosotros mismos, y podemos lograr la Resurrección.

El pacto del Bautismo, el “Bautismo por los Muertos”, tiene un propósito, que es la RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS. Es claro que para poder lograr esa Resurrección, se necesita –ante todo– cumplir con el Pacto del Bautismo. Por eso es que tanto el padre como la madre de la criatura que se ha bautizado, contraen un deber para consigo mismos y para con la Gran Causa, cual es el enseñarle a la criatura la Senda del Filo de la Navaja, a fin de que más tarde pueda transmutar el AGUA PURA DE VIDA en el VINO DE LUZ del Alquimista.

Desde el amanecer de la vida (en su forma humana) sobre la Tierra, cometimos el error de haber caído en la “generación animal”. En otros tiempos, el acto sexual era considerado como un Sacramento, y sólo se realizaba dentro de los templos de Misterios, en el Continente Mu, o Lemuria, hace unos 18 millones de años; nadie osaba, en aquélla edad, realizar la unión sexual fuera del templo; entonces no existía la pasión animal. Pero cuando el sexo se fue convirtiendo en un vicio, cuando nació, pues, el deseo, cuando movidos por los IMPULSOS LUCIFÉRICOS, los seres humanos empezaron a copular fuera de los templos, el resultado fue el nacimiento en nosotros de la “LIBIDO SEXUAL”. Esa libido infectó completamente los cinco cilindros de la máquina orgánica, y es claro que vinieron disfunciones en esos centros que antes no existían.

Cuando la libido infectó el Centro Intelectual, ubicado en el cerebro, propiamente dicho, el resultado fue que nacieran diversas formas mentales morbosas (producto de la misma morbosidad), y que aún se robaran o quedaran, dijéramos, involucradas –en esas formas– algunas fracciones de Conciencia; entonces se constituyeron tales formas en Yoes de tipo mental, intelectual.

Cuando la libido tocó el Centro Emocional ubicado en el plexo solar, sistema nervioso gran simpático, corazón, etc., se alteró tal Centro, y la resultante fue el surgimiento de determinados Yoes de tipo emocional, brutal, infrasexual, libidinoso.

Cuando la libido (esa “libido” de la cual nos hablara el Patriarca de nuestra Iglesia Gnóstica, San Agustín) tocara el Centro Motor, ubicado en la parte superior de la espina dorsal, la resultante fue que hubiera una disfunción inarmónica en tal Centro, que originara, por secuencia o corolario inevitable, toda una serie de Yoes subjetivos, personificando hábitos, dando origen a costumbres, a maneras de acción más o menos arrítmicas, en plena desarmonía o arritmia con el Cosmos Infinito.

Cuando la libido afectó el Centro Instintivo, ubicado en la parte inferior de la espina dorsal, la resultante fue que los instintos se pusieran todos al servicio de la misma, viniendo el envilecimiento completo de las criaturas humanas, y el resurgimiento, en su psiquis, de millares de Yoes subconscientes, sumergidos, inhumanos.

El Centro Sexual, por sí mismo, tiene el mayor poder que puede liberar al hombre, y también el peor poder que puede esclavizar al hombre. El Centro Sexual es un centro de gravitación, alrededor del cual gira la humanidad entera; todo lo que es, todo lo que ha sido, todo lo que será...

Si la fuerza sexual desviada, convertida en libido, originó, pues, todos esos Yoes que en su conjunto constituyen el Mí Mismo, el Sí Mismo; esa misma FUERZA ERÓTICA, debidamente transmutada y sabiamente utilizada, puede desintegrar todos los ELEMENTOS INHUMANOS, el Ego que cargamos dentro, y liberar la Esencia.

Así pues, hermanos, el BAUTISMO es un PACTO DE MAGIA SEXUAL, simboliza la TRANSUBSTANCIACIÓN. Necesitamos convertir el AGUA en VINO, como lo hizo Jeshuá Ben Pandirá en las BODAS DE CANÁ, o de CHANAAM.

El “Hijo del Hombre”, antes vivía en nosotros. Recordad, hermanos, que el AVE FÉNIX ha sido testigo del curso de las edades. Ella vio a las almas doradas de la Edad de Oro, transformarse en almas de plata, de cobre y de hierro, y sin embargo permanece la misma.

El Ave Fénix, coronada siempre con una corona de oro, con sus ojos que parecen estrellas, mirando el espacio infinito inalterable, con su vestidura toda de púrpura divina, y su pecho azul, y su larga cola verde, donde se reflejan las estrellas del inalterable infinito, y sus patas de oro, y sus uñas de color rojo, muere y vive.

Cuando ella quiere renovarse a sí misma, hace una especie de túmulo, y en él pone el áloe, y la mirra, y el incienso, ramas de toda especie sagrada, y se incinera. La Naturaleza se llena toda de un indecible terror, mas al fin un día resucita de entre sus propias cenizas, más fuerte, más poderosa que antes, para alegrar el infinito.

Sí, hermanos: ese Ave Fénix pare un pequeño “FENIXITO”, y si el Ave Fénix muere para resurgir de sus propias cenizas, su pequeño “Fenixito” hace lo mismo...

Quiero que entendáis la alegoría: ese AVE FÉNIX es el TERCER LOGOS, nuestro Logoi particular, individual; sacratísimo Espíritu Santo, en cuyo nombre, siempre, hacemos los Bautismos Gnósticos. Es el Señor, es el Rey de la Alquimia, el Hiram Abiff de la Masonería oculta, que ahora está muerto, pero debe nacer en cada uno de nosotros, debe resucitar en cada uno de nosotros. En cuanto al pequeño FENIXITO, es el HIJO DEL HOMBRE, el Tiphereth de la Kábala hebraica, que necesita venir al mundo para trabajar en la Gran Obra del Padre.

El Bautismo Gnóstico tiene por objeto preparar el advenimiento del Hijo del Hombre. Si cumplimos con ese Pacto de Magia Sexual, si encendemos el Fuego Sagrado, podrá un día venir en nosotros el Hijo del Hombre. Él nacerá en el “ESTABLO DE BEL”, es decir, en nuestro Templo de Fuego interior (entre paréntesis, recordad hermanos que la aldea de Belén, en tiempos de Jesús de Nazareth, Jeshuá Ben Pandirá, aún no había sido fundada; “Belén” viene de la palabra “Bel”, que es “TORRE DEL FUEGO”). Cada uno de nosotros necesita, mediante el Fuego, convertirse en Templo del Altísimo, y eso es posible cumpliendo con el Sacramento del Bautismo.

Cuando el Hijo del Hombre viene, nace como todo niño: débil, inocente, puro. En principio, ni siquiera su presencia se nota, pero a través del tiempo el niño va creciendo, se va desarrollando a medida que va sometiendo todas las cosas al Padre, a aquél que lo envió. Él debe someter el Reino interior al Padre; él debe ELIMINAR, con la ayuda de su Divina Madre, a los “ANIMALES DEL ESTABLO”, que han ensuciado tanto el lugar santo. Conforme trabaja en la Gran Obra, se desarrolla, desenvuelve y manifiesta.

Escrito está que después del Bautismo, inicia su misión. Los Sacerdotes le rechazan; los Fariseos no lo quieren, porque es un revolucionario, ciento por ciento; los Escribas, o sea, los intelectuales de la época, se burlan de él, no lo aceptan; los Fariseos lo odian, todos quisieran matarle; nunca falta un Herodes que le busque. Pero al fin, hermanos, él va creciendo. Sin embargo, ha de vivir el Drama Cósmico, ha de convertirse en el personaje central del Drama; ha de orar en el Monte de los Olivos y decir: “Padre mío, pasa de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”. Ha de ser crucificado, ha de morir con muerte de cruz. Cuando digo “muerte”, debéis entenderme; el Hijo del Hombre debe ser muerto, pues todos los “elementos inhumanos”, en él deben morir.

Recordad que la cruz está compuesta por dos “vástagos”: uno horizontal, que es masculino; otro vertical, que es femenino. En la unión de ambos, se halla la clave de todo poder. Encima de la cruz está el “INRI”: Ignis Natura Renovatur Integram (el Fuego renueva incesantemente la Natura

leza). La huella de los TRES CLAVOS de hierro, en el madero, significa las TRES PURIFICACIONES, por las cuales tenemos que pasar, mis estimables hermanos, antes de la Resurrección. No hay que olvidar que Jonás estuvo entre el vientre de una ballena tres días. Después, ésta lo vomitó en las playas de Nínive, y allí predicó la palabra para llamar a la humanidad al arrepentimiento.

El Hijo del Hombre permanece siempre tres días entre el Santo Sepulcro, antes de la Resurrección. Estos tres días simbolizan, repito, las Tres Purificaciones, por las que hay que pasar antes de que resucite.

La BALLENA, en sí misma, representa a todos los YOES que tenemos dentro. En cierta ocasión preguntaba yo al Maestro Morya, algo muy importante. Sucede que, en cualquier lugar, hube de entrevistarme con el Gran Maestro; no tuvo inconveniente en decirme que “cierto Maestro (cuyo nombre no menciono, o no recuerdo en este instante) había eliminado no sé cuántos miles de Ballenas”... No entiendo –le dije al Maestro Morya–, qué quieres tú decir con eso. Y en momentos en que besaba su mano para retirarme, he aquí que tuve la respuesta: su mano se había vuelto esquelética. Entonces entendí, y di las gracias...

Obviamente, mis caros hermanos, la Ballena representa al Yo psicológico, al Mí Mismo, al Sí Mismo, y cuando se dice que “el Maestro fulano de tal eliminó mil y tantas Ballenas”, significa “mil y tantos Yoes psicológicos”.

Hay Maestros que han podido eliminar más de “diez mil Ballenas”. Cuando se dice que Jonás estuvo tres días y medio entre el vientre de una Ballena, se está afirmando con eso que pasó por las TRES PURIFICACIONES, antes de poder quedar libre de la GRAN BALLENA.

Algunas sectas dogmáticas, queriendo “ponerse en altivo”, y no habiendo entendido lo que es el significado de la Ballena, alteraron el texto bíblico, y ahora en vez de “Ballena”, ponen “Pez”. Pero realmente es “Ballena” –tal como estaba escrito en la Biblia antigua– el significado esotérico de lo que estoy diciendo...

Una vez que el Hijo del Hombre es “vomitado en las playas de Nínive”, una vez que el Hijo del Hombre se levanta de entre el Sepulcro –después de haber eliminado completamente a esos Yoes que se formaron con la libido–, viene la Resurrección. La obra póstuma del Hijo del Hombre, es derrotar también a la muerte misma y ponerla bajo su servicio.

La RESURRECCIÓN del pequeño “Fenixito”, es GRANDIOSA: él resucita en el Gran Fénix y el Gran Fénix resucita en él; y al fin y al cabo el Ave Fénix resucita, se levanta de entre sus propias cenizas para parlar en el VERBO PURÍSIMO DE LA DIVINA LENGUA, que como un río de oro, corre bajo la selva espesa del Sol. “Al que sabe, la palabra da poder; nadie la pronunció, nadie la pronunciará, sino solamente aquél que la tiene encarnada”...

Es pues, el Bautismo, hermanos, algo grandioso. Nos BAUTIZAMOS POR LOS MUERTOS, con el propósito de RESUCITAR. ¿De qué serviría el Bautismo, si no resucitáramos? Cristo resucitó, y debe resucitar en cada uno de nos. “Sorbida es la muerte con victoria. ¿Dónde está, ¡oh Sepulcro!, tu aguijón; ¿dónde, oh Muerte, tu victoria?”

El Ave Fénix, al resucitar de entre sus propias cenizas, hace del sepulcro una cuna. He ahí lo grandioso: ¡Convierte a la Muerte en Madre o Nodriza!

Quien resucita entre los muertos, aquí y ahora, se convierte en un HIJO DEL SOL, que tiene derecho a firmar siempre con la ESTRELLA DE LAS SIETE PUNTAS. Sólo los Hijos del Sol, los MAESTROS RESURRECTOS E INMORTALES, son los verdaderos Rectores de la Naturaleza.

Es, pues, necesario comprender cada una de estas palabras, hacerse consciente de todo esto. Necesitamos trabajar en la Gran Obra, si es que queremos de verdad llegar a la Resurrección... [...]

Ahora, hermanos, si hay alguno que tenga algo que preguntar, puede hacerlo con la más entera libertad.

Discípulo. Maestro, quería saber si mi niña, además de bautizarla, ¿es necesario también confirmarla?

Maestro. Con el Bautismo es suficiente. La CONFIRMACIÓN la hará ella misma, cuando esté en la Gran Obra...

Ahora hagamos nuestra GRAN CADENA...