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Tratado Esotérico de Magia Rúnica: Capitulo 24.- El Pais de los Muertos

EL PAÍS DE LOS MUERTOS

ENEAS el eximio varón troyano, olímpico y solemne asciende a la augusta montaña de APOLO en cuya majestuosa cumbre se encuentra el misterioso antro de la pitonisa.

Bosque sagrado del tercer aspecto de la MADRE DIVINA KUNDALINI cerca al templo, selva inefable de HÉCATE, PROSERPINA, COATLICUE.

Santuario herméticamente sellado con cien puertas, gloriosa entrada en la que Dédalo, el hábil escultor, gravó con extraordinaria maestría maravillosos relieves.

Icaro con su I. A. O., cincelado por su padre en la sacra roca en aquella misteriosa entrada, dícese que quiso ascender al cielo, convertirse en HIJO DEL SOL, mas sus alas de cera se derritieron y cayó al horroroso precipicio.

Símbolo maravilloso, vano intento de aquellos que no saben trabajar con el FÍAT LUMINOSO Y ESPERMÁTICO del primer instante, desgracia, caída de los ALKIMISTAS que derraman la MATERIA PRIMA de la GRAN OBRA.

¿Y no fue acaso Dédalo el famoso escultor, el autor del ICARO, el mismo que enseñó a TESEO a escapar del intrincado laberinto de Creta?.

Horrendo corredor en cuyo centro estaba siempre el famoso minotauro, mitad hombre, mitad bestia. Complicado intelecto embotellado en el MI MISMO.

Sólo eliminando a la bestia interior podemos hacernos libres de verdad; solo disolviendo el EGO ANIMAL llegaremos a la AUTO-REALIZACIÓN INTIMA.

"No es este el momento de admirar obras de arte —exclama la sacerdotisa— pronto llegará APOLO, semejante a un viento huracanado".

Y cien corderos negros sacrifica entonces el ínclito varón troyano en honor de PROSERPINA, el tercer aspecto manifiesto de la eterna MADRE-ESPACIO, la reina de los INFIERNOS y la MUERTE.

En diciendo esto la sibila... ¡Oh Dios!... un espantoso terremoto sacude las entrañas de la tierra y transfigurada la sacerdotisa exclama: ¡APOLO! ¡He aquí a APOLO! ¡Ah, ENEAS! ¡Escuchadme! ¡Reza! ¡Las puertas de este antro no se abrirán antes de que lo haya hecho!.

Y cuenta la leyenda de los siglos que al escuchar estas palabras venerandas, el notable varón elevó a APOLO sus ardientes súplicas.

Con voz transfigurada por el éxtasis habló la vestal advirtiendo al eximio guerrero que conseguiría poner el pie en las costas de Italia y se establecería en Lavinio.

Le pronosticó que un segundo Aquiles, tan fuerte como el primero, le declararía la guerra.

Le dijo que los ríos latinos correrían sangre, como en Troya el Janto y el Simoís, pero que no se desanimase ni cediese ante la adversidad, que al fin recibiría su salvación de una ciudad griega.

De este modo el santuario de CUMAS esparce por la montaña su sagrado horror; en lo hondo del templo, la tierra aúlla, y la verdad se disfraza de tinieblas" (DEMONIUS EST DEUS INVERSUS).

Y ruega ENEAS a la sibila, suplica, llora, pide entrada al país de los muertos, quiere bajar a la morada de PLUTÓN y dice: "Por aquí se puede bajar a la morada de los difuntos. ¿No podrías acompañarme para visitar a mi padre?. Piensa que fue mi compañero de fuga".

"Sobre mis espaldas le llevé, huyendo de las ruinas humeantes de Troya, Y es él mismo quien me encamina a ti y me ruega que te pida esta merced: "Dime, ¿es mucho pedir? Si bajó allí Orfeo, armado sólo con su armoniosa lira; si bajó Teseo, y también Hércules, ¿por qué no he de poder ir yo, que soy nieto de JÚPITER?" (ENEAS FUE UN INICIADO).

Ciertamente fácil es descender al averno para trabajar en la NOVENA ESFERA y DISOLVER EL YO, pero espantosamente difícil volver. ¡Allí está el duro trabajo! ¡Allí la difícil prueba! Proserpina, la reina de los infiernos y la muerte ciertamente es muy caprichosa y como presente de los que van a visitarla exige siempre el brote dorado, la rama de oro del árbol del conocimiento y con abundante semilla.

Dichoso aquél que encuentre el árbol mágico que por cierto no está muy lejos; es nuestra misma ESPINA DORSAL; a ese se le abrirán las puertas de PLUTÓN.

El que quiera subir debe primero bajar, esa es la Ley. La INICIACIÓN es MUERTE y NACIMIENTO a la vez.

Empero, vosotros los que leéis estas líneas, dejad que los muertos entierren a sus muertos y seguidme.

El que quiera venir en pos de mí niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.

Negarse a sí mismo significa DISOLVER EL YO, morir de momento en momento, reducir a polvo el sí mismo de instante en instante.

Echar sobre nuestros hombros la pesada cruz del Maestro es algo profundamente significativo; el Phalo vertical de ese santo símbolo es masculino; La vara horizontal es femenina; en el cruce sexual de esos dos polos se halla la clave del NACIMIENTO SEGUNDO.

Seguir al Señor de segundo en segundo significa SACRIFICIO por la humanidad, estar dispuestos a dar hasta la última gota de sangre por nuestros semejantes, inmolarnos en el Ara Sacra del supremo amor por todos nuestros hermanos del mundo.

Y ahora ¡DIOSES y HOMBRES!... escuchadme: la SIBILA y ENEAS penetraron en el seno de la tierra por la espantosa cueva.

Pongo por testigo al Genio de la Tierra para afirmar solemnemente que antes de penetrar en el AVERNO se pasa por el ORCO (LIMBO). Este último es un vestíbulo en sí mismo; en él moran la Enfermedad, el Hambre, horrenda y perversa consejera, la Miseria, las Vanas Alegrías, la Guerra, las Furias, la Discordia con su cabellera de víboras, el Dolor y el Sueño de la CONCIENCIA.

Allí encontró ENEAS los necios sueños de las gentes; allí vio criaturas tan horribles como BRIAREO, el gigante de los cien brazos; la Hidra de Lerna, a quien mató HÉRCULES cortándole con maestría sus múltiples cabezas; la Quimera de las gentes, monstruo con cabeza de cabra; las Gorgonas, las Arpías, (BRUJAS), etc.

Del ORCO parte la ruta misteriosa que conduce a las almas perdidas hasta el TÁRTARO, (MUNDOS-INFIERNOS).

ENEAS y la SIBILA sentados en la baya de CARON, navegaron entre las aguas del AQUERONTE y llegaron a la otra orilla.

En el AVERNO encontró ENEAS a CERBERO el demonio de la Lujuria, a MINOS, el inexorable juez; y vio el lúgubre arroyo serpenteando nueve veces en la novena esfera y las aguas terribles de la Estigia.

En el Averno encontró el piadoso ENEAS a DIDO, la reina que le amó y también pudo abrazar a su difunto padre.