LAS ARPÍAS
ENEAS, el épico paladín Troyano, navegando con su gente hacia las tierras maravillosas de la antigua Hesperia fue sometido a nuevas y espantosas pruebas.
Cuentan viejas tradiciones que se pierden en la noche de los siglos que en alta mar las fuerzas pavorosas de NEPTUNO alzaron terrible tempestad, que si bien, (gracias a DIOS), no hundieron su nave, por lo menos si le hicieron perder el rumbo a PALINURO, el más hábil de sus pilotos, después de pasar tres noches sin estrellas.
Momentos horrorosos fueron aquellos en que los TROYANOS se acercaron a las terroríficas islas Strófadas, que se encuentran en el mar Jónico, y en las que habitan las dantescas arpías, brujas asqueantes con cabeza y cuello de mujer, que eran antes hermosas doncellas, pero ahora están transformadas en furias horribles que con su abyecto contacto corrompen todo cuanto tocan.
Monstruoso ejército el de las abominables arpías, capitaneadas otrora por la execrable Celeno, y provistas de luengas garras, tienen siempre en el rostro la palidez del hambre.
El glorioso héroe con su gente arribó a aquella tierra y desembarcó en ella sin pensar en brujas abyectas ni en horripilantes Aquelarres.
Hambrientos como estaban los fuertes descendientes de Dárdano, no tardaron en sacrificar hermosas y relucientes vacas que pastaban felices en la tierra de nadie.
Mas cuando estaban en lo mejor del festín, bajaron de los montes las arpías, graznando como cuervos y batiendo sus negras y repugnantes alas, se aproximaron a la comida infectando todo con sus inmundas bocas.
Horrendo aspecto el de aquella carne infectada, el hedor infectaba el aire, el banquete se hizo asqueroso, repugnante, nauseabundo.
Huyendo los Troyanos de tan siniestras damas transformadas en horripilantes pajarracos, se refugiaron en misteriosas cuevas apartadas de la asoleada playa.
Pero para desgracia de tan ilustres guerreros, cuando se disponían a comer después de sacrificar nuevas reses, volvieron aquellas brujas malditas y estropearon de nuevo el alimento.
Llenos de grande ira aquellos hombres se dispusieron al ataque, y armaron arcos y jabalinas para exterminar a tan abominables arpías, más su piel asqueante no se dejaba atravesar por el bronce y sus flancos eran invulnerables como el acero.
Terrible maldición la que pronunció CELENO cuando revoloteando sobre las cabezas gloriosas de los valerosos Troyanos dijo: "¿Por qué nos hacéis la guerra, insensatos?. Los dioses nos han hecho inmortales. No os hemos ofendido sin justicia, porque vosotros habéis sacrificado muchas vacas de nuestro rebaño".
"En castigo voy a daros una maldición. Eneas y su estirpe andarán errantes por el mar antes de encontrar la tierra que buscan, y pasarán hambre".
"No podrán alzar las murallas de su nueva ciudad hasta que, de tan hambrientos, se hayan visto obligados a devorar sus propias mesas".
Sorprendidos y consternados los Troyanos, rogaron a los Dioses Santos para que les librasen de tales amenazas y luego abandonaron aquella triste tierra y se embarcaron de nuevo.
Sacrificar la VACA sagrada equivale de hecho a invocar crueles arpías de funestos presagios.
Resulta oportuno citar aquí la simbólica vaca de cinco patas, guardiana terrible de las tierras JINAS.
H P B., vio realmente en el INDOSTÁN una vaca blanca con cinco patas, la quinta le salía de su giba, con esta se rascaba, espantaba las moscas, etc. Tal animal era conducido por un joven de la secta SADHU.
Si leemos las tres sílabas de KÁBALA a la inversa, tenemos: LA-VA-CA, el símbolo viviente de la eterna Madre-Espacio.
En todas las teogonías del norte y del Sur, el este y del oeste del Mundo, se menciona siempre al elemento femenino eterno de la naturaleza, la MAGNA-MATER de la cual proviene la M y el jeroglífico de Acuario.
Ella es la Matriz Universal del gran abismo, la VENUS primitiva, la gran MADRE-VIRGEN que surge de las olas del mar con CUPIDO-EROS que es su hijo, y es la última variante, en fin, de GAIA, GAEA o la tierra, que en su aspecto superior es la PRAKRITI INDOSTÁNICA.
Recordemos a Telémaco bajando al mundo de las sombras para averiguar sobre la suerte que corriera ULISES su padre.
Camina el joven bajo la luz de la Luna invocando a la PRAKRITI, esa poderosa SEIDAD que siendo SELENE en el cielo, es a la par la casta DIANA en la tierra y HÉCATE formidable en el mundo subterráneo.
Los dos desdoblamientos ulteriores de HÉCATE-PROSERPINA, los aspectos cuarto y quinto de la PRAKRITI, son negativos, constituyen la sombra de la ETERNA-MADRE-ESPACIO, reflejos perdidos entre el espejo de la naturaleza.
Existen JINAS negros y blancos. Las arpías siguen el camino tenebroso: DANTE las encontró en los MUNDOS-INFIERNOS atormentando a las almas INVOLUCIONANTES sumergidas.
Las arpías son JINAS negros; utilizan los dos aspectos negativos inferiores de la PRAKRITI, con estos meten su cuerpo dentro de la cuarta dimensión para volar por los aires.
Dentro de la dimensión desconocida el cuerpo humano puede tomar cualquier figura y hermosas doncellas pueden transformarse en horribles pajarracos como aquellos que ENEAS halló en las tenebrosas islas Strófadas.
CARONTE el DIOS INFERNAL cuya vejez eterna es siempre melancólica y abominable, conduce a las arpías que han pasado por las puertas de la muerte, hasta la otra orilla del mal río.
Cenagosa corriente de aguas negras con pantanosas márgenes inmundas donde vagan los espectros de los muertos.
Río fatal donde navega la barca de CARONTE conduciendo a los perdidos hasta las regiones sombrías, tétricas y obscuras del Reino Mineral sumergido.
Horrible final el que aguarda a las arpías de la execrable CELENO, involucionar espantosamente en el SUB-MUNDO hasta petrificarse y reducirse después a polvareda cósmica.
Es justa la condenación de quienes hacen el mal. Las fauces de ellos son como sepulcros abiertos. Ellos no conocieron nunca el sendero.