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La Pistis Sophia Develada: Capítulo 12

Capítulo 12

El entra en la primera esfera.

"Y dejé esa región y ascendí a la primera esfera brillando con grandísima intensidad, cuarenta y nueve veces más intensamente de lo que había brillado en el firmamento. Sucedió entonces que cuando yo había alcanzado las puertas de la primera esfera, éstas se abrieron inmediatamente después de haberse sacudido"

Dulce es el trabajo de quien trabaja contento, y dulce es el descanso de quien lo tiene merecido.

El Hombre Cristificado, el Bendito, el Cristo-hombre, cual Gran Emperador del Cosmos, tiene las llaves de todos los firmamentos.

Trabajar sobre sí mismo es fundamental para llegar a la cristificación.

Escrito está: Al trabajo de tus manos da bendición y en el pensamiento pon corazón.

Con el traje de luz resplandeciente, el Jesús-Cristo Intimo atraviesa el mundo suprasensible y remontándose de esfera en esfera, aunque le han sido franqueadas todas las puertas, amedrenta a los mismos Arcontes o Guardianes de aquellos lugares, quienes siempre le adoran.

En todas las cosas de la esfera de manifestación se adora al Cristo.

Los poderes de la primera esfera se asombraron y glorificaron.

"Penetré en las casas de la esfera, brillando radiantemente y no había modo de medir la intensidad de la luz que me rodeaba. Y todos los Arcontes y todos aquéllos que estaban en esa esfera se agitaron entre sí. Y ellos vieron la gran luz que estaba en mí y observaron con atención mi vestidura y vieron en ella el misterio de sus nombres. Y fueron poseídos de mayor agitación y mostrando gran temor decían: ¿Cómo es que el Señor del Universo pasó entre nosotros sin nuestro conocimiento?" Y todos sus lazos fueron desatados y sus regiones y sus órdenes, y cada uno dejó su orden y se postraron todos ante mí y ante mi vestidura; me adoraron y cantaron todos juntos alabanzas a los interiores de los interiores, con gran temor y poseídos de una gran agitación".

Los Arcontes y todos aquéllos que están en la esfera de manifestación, se agitan siempre ante el Jesús-Cristo victorioso.

El Jesús-Cristo victorioso dentro de cualquier Adepto cristificado, resplandece gloriosamente.

En la vestidura del Jesús-Cristo Intimo resplandece el misterio de los nombres sagrados.

Ante el Cristo Intimo se doblega toda rodilla.

El Cristo Intimo desata todos los lazos, rompe cadenas, libera.

Adorar a los interiores de los interiores significa convertirse en cultor del Cristo Intimo.

El Interior del Interior es el Logos.