Capítulo 64
Gabriel y Miguel son convocados para ayudar a Pistis Sophía.
El Primer Misterio continuó diciendo de nuevo: "Ocurrió por tanto, que el poder que había venido de la altura, o sea yo, al que mi Padre me enviara para salvar a Pistis Sophía del caos, y también el poder que salió de mí, y el alma que yo había recibido de Sabaoth, el Digno, se juntaron entre sí y se convirtieron en solo rayo de luz que brillaba en extremo. Yo llamé a Gabriel y a Miguel para que saliesen de los aeones por mandato de mi Padre, el Primer Misterio que miró el interior, y les di el rayo de luz y los dejé bajar al caos a ayudar a Pistis Sophía, y a tomar los poderes de luz que las emanaciones de Obstinado le había arrebatado, para entregárselos a Pistis Sophía.
Y en seguida, cuando llevaron el rayo de luz al caos, aquél brilló extraordinariamente en todo el caos y se derramó sobre todas las regiones. Y cuando las emanaciones de obstinado vieron el gran rayo de luz se aterrorizaron. El rayo tomó de ellos todos los poderes luz que le habían arrebatado a Pistis Sophía, y las emanaciones de Obstinado no pudieron atreverse a tocar laluz del rayo en el obscuro caos, ni aún con los artificios de Obstinado, que rige a esas emanaciones."
El Cristo es el poder que viene de la Altura.
Cristo es el Salvador de Pistis Sophía.
Si no fuera por el Cristo Intimo, Pistis Sophía no podría salir del Caos.
El Iniciado, lleno de Pistis Sophía, sale del Caos gracias al Cristo Intimo.
El poder que sale del Cristo es el desdoblamiento del Cristo.
El desdoblamiento del Cristo da el impulso erótico al hombre.
El Cristo desdoblado, o mejor dijéramos, el doble viviente del Cristo, es Lucifer, el Hacedor de Luz.
Gracias al Hacedor de Luz, Pistis Sophía se libera.
En el doble del Cristo se hallan depositados los poderes del Cristo.
El poder que sale del Cristo Intimo y el Alma cristificada de Sabaoth, el Bueno, se juntan, se integran, se hacen un solo rayo de luz, un todo único.
Así, el Hombre- Cristo revestido con el Soma Puchicon, es un todo resplandeciente.
Gabriel como Regente de la Luna es uno de los siete Genios Planetarios.
El Gabriel Intimo es algo distinto, es una de las partes autónomas y conscientes de nuestro propio Ser.
El Gabriel Intimo gobierna nuestra propia Luna psicológica.
La Luna psicológica tiene también dos caras, la visible y la oculta.
En la parte visible de la Luna psicológica están todos nuestros defectos psicológicos visibles a simple vista.
En la parte oculta de nuestra propia Luna psicológica se encuentran los defectos secretos.
Es obvio que en la parte oculta de nuestra propia Luna psicológica existen defectos, agregados psíquicos, perversidades que ni remotamente sospechamos.
Miguel en el Sol, es un Arcángel inefable, pero el Miguel dentro de nosotros es diferente, es una parte independiente y consciente de nuestro propio Ser.
No deben nuestros lectores olvidar a los cuarenta y nueve fuegos.
Obviamente, los cuarenta y nueve fuegos son las cuarenta y nueve partes independientes y conscientes de nuestro propio Ser.
Miguel y Gabriel, es decir, el Sol y la Luna, el Azufre y el Mercurio, sirven al Alkimista para realizar la Gran Obra.
Gracias al Magisterio del Fuego, los Iniciados, llenos de Pistis Sophía, rescatan, sacan la luz de la Conciencia aprisionada entre los agregados psíquicos.
Es ostensible que los agregados psíquicos son Mercurio seco, dentro de los cuales está aprisionada la Luz de la Conciencia.
Debemos aniquilar los agregados psíquicos y el Azufre arsenicado.
El Azufre venenoso arsenicado es el fuego de tipo infernal en los bajos fondos animales del ser humano.
El Azufre arsenicado es la horrible serpiente Pitión que se arrastraba en el lodo de la tierra y que Apolo, irritado, hirió con sus dardos; es la cola de Satán.
Debemos distinguir entre Satán y Lucifer: el primero es el diablo negro como el carbón, Lucifer caído.
Necesitamos blanquear al diablo y esto sólo es posible practicando Magia Sexual intensamente y desintegrando al ego.
La humanidad tiene convertido a Lucifer en diablo.
Cada uno de nosotros debe blanquear a su diablo particular para convertirlo en Lucifer.
Cuando resplandece Lucifer en nosotros, se convierte en nuestro Moisés particular, individual.
Dichoso quien se integre con su propio Moisés.
Moisés bajando del Sinaí, con los luminosos cuernos en la frente, mereció ser cincelado por Miguel Angel.
La Doctrina de Moisés es la Doctrina de Lucifer.
Christus-Lucifer es nuestro Salvador, el Redentor de Pistis Sophía.
Christus-Lucifer empuña la balanza y la espada como Señor de la Justicia.
Lucifer, integrado con el Cristo Intimo, resplandece en Sabaoth, el Hombre Solar.
El Sabaoth Celestial cristaliza en el Sabaoth-Hombre gracias al Moisés Intimo.
Sabaoth-Moisés se integran totalmente.
Sabaoth es el Dios interno que debe cristalizar en la persona humana gracias a los buenos oficios de Lucifer.
El Anticristo, el Ego, nada sabe sobre todas estas cosas, quiere un hombre y un Universo meramente mecánicos, originados en el acaso, milagro absurdo de la razón de la sin razón.
Por otra parte, la religión odia a Lucifer, lo maldice sin saber que éste es el desdoblamiento del Cristo Intimo.
Esos que ignoran los principios ígneos inteligentes sin cuya existencia no serían posibles los procesos de la célula y del átomo, son tan ignorantes como los fanáticos religiosos que odian a Lucifer.
Christus- Lucifer es el Salvador dentro de cada uno de nosotros.
El Rayo de Luz, es decir, el Hombre-Cristo, resplandecen en el Caos y en todas las regiones.
Los demonios se aterrorizan ante la presencia del Hombre-Cristo.
El Hombre- Cristo se reviste con todos los poderes luz que los tenebrosos habían arrebatado a Pistis Sophía.
Los tenebrosos nunca se atreven a tocar al Hombre-Cristo en el obscuro Caos.
El ego, los egos, los demonios rojos de Seth, huyen en el Caos ante la presencia del Hombre- Cristo.
El rayo de luz, restaura a Sophía su Poder-luz.
"Y Gabriel y Miguel llevaron el rayo de luz al cuerpo de la materia de Pistis Sophía y vertieron en ella todos los poderes que le habían sido arrebatados. Y su cuerpo material brilló entonces por todas sus partes, y en ella todos los poderes, cuya luz les había sido arrebatada, la recuperaron y cesaron de carecer de ella; así que obtuvieron la luz que les fuera arrebatada; la luz les había sido dada a través de mí. Y Miguel y Gabriel, que habían administrado y traído el rayo de luz al caos, les darían los misterios de la Luz; ellos a quienes les fue confiado el rayo de luz, el cual yo les di y traje al caos; y Miguel y Gabriel no tomaron para sí mismos la luz de las luces de Sophía, ésas que tomaran de las emanaciones de Obstinado.
Sucedió entonces, cuando el rayo de luz integró dentro de Pistis Sophía todos los poderes-luz que les habían sido arrebatados por las emanaciones de Obstinado, que toda ella se volvió luminosa; y los poderes luz que habían quedado en Pistis Sophía y que no le habían sido arrebatados por las emanaciones de Obstinado, se pusieron gozosos de nuevo y se llenaron de luz. Y las luces que fueron vertidas dentro de Psitis Sophía avivaron el cuerpo de su materia, en el que no había luz y que estaba a punto de perecer o había perecido. Y elevaron en ella todos los poderes que estaban a punto de disolverse. Y tomaron para sí un poder luz y volvieron a ser lo que habían sido y crecieron de nuevo en su sentido de la luz. Y todos los poderes luz de Sophía se conocieron mutuamente mediante mi rayo luz y fueron salvados a través de la luz de ese rayo."
El Mercurio y el Azufre son los elementos de la Gran Obra.
Sólo mediante el Mercurio y el Azufre puede Pistis Sophía reconquistar sus poderes.
Resplandece el Iniciado personalmente con los poderes que divinizan.
Los poderes, cuya luz había perdido, son precisamente las cuarenta y nueve partes autónomas y conscientes de nuestro propio Ser.
Todas y cada una de las partes autónomas y conscientes de nuestro propio Ser son precisamente los poderes cósmicos de Pistis Sophía.
Cada poder está personificado por ésta o aquella parte auto- consciente de nuestro propio Ser.
Existen tres clases de relaciones en el mundo y en la vida.
La primera relación es con el cuerpo físico; es ostensible que si no sabemos relacionarnos con nuestro físico enfermamos.
La segunda clase de relaciones es con el medio ambiente; si no sabemos relacionarnos con la gente, indubitablemente nos creamos muchos problemas.
La tercera clase de relaciones es la más importante, se trata de la relación del hombre consigo mismo, con las distintas partes independientes y conscientes de nuestro propio Ser.
Los poderes del Adepto son precisamente las partes autónomas y auto-conscientes de nuestro propio Ser.
Sólo pasando por la Aniquilación budhista podemos establecer correctas relaciones con todas y cada una de las partes independientes y conscientes de nuestro propio Ser.
Resulta pues absurdo codiciar poderes psíquicos, quienes así proceden se convierten en adeptos de la mano izquierda.
Mejor es aniquilar el ego para establecer correctas relaciones con los poderes que divinizan.
Los poderes que divinizan son los cuarenta y nueve fuegos.
Los cuarenta y nueve fuegos son las cuarenta y nueve partes independientes y auto- conscientes de nuestro propio Ser.
Resulta ostensible que el Iniciado, lleno de Pistis Sophía, reconquista en cada una de las cuarenta y nueve partes del Ser, la luz que los agregados psíquicos le han arrebatado.
A través del Cristo, las diversas partes del Ser reciben la luz.
Gabriel, el Mercurio; Miguel, el Azufre; en la Gran Obra, nos permiten ingresar a los misterios de la Luz.
Gracias al Mercurio y al Azufre podemos recibir el Rayo de la Luz.
Ni el Mercurio ni el Azufre saquean jamás la luz de las luces de Pistis Sophía.
Antes bien, Gabriel y Miguel le quitan a Obstinado, al ego, la luz que se había robado los agregados psíquicos.
Pistis Sophía se vuelve luminosa cuando el rayo de luz extrae o libera la Esencia que estaba embotellada entes las emanaciones de Obstinado (el ego).
Bien sabemos que el rayo de luz integrado es Cristo- Sabaoth o Lucifer- Sabaoth.
Los poderes- luz vuelven a Pistis Sophía cuando ya han sido aniquilados todos los elementos indeseables de Obstinado.
El Cuerpo de Oro, el To Soma Heliakon, con el cual se viste Pistis Sophía resplandece con las luces vertidas dentro de Pistis Sophía.
Es obvio que cuando Pistis Sophía se deja caer pierde el To Soma Heliakon, el Cuerpo de Oro del Hombres Solar.
Los poderes de Pistis Sophía se elevan cuando el ego es aniquilado.
Los poderes de Pistis Sophía se renuevan en la luz cuando el ego muere, y crecen en el sentido de la luz.
El rayo de luz, habiendo realizado su propósito, partió de Sophía.
"Y mi rayo de luz, cuando hubo quitado de las emanaciones de Obstinado, las luces que ellos habían arrebatado a Pistis Sophía, las vertió en ella y girando en sí mismo salió de la profundidad del caos."
El Rayo de Luz, Cristo- Lucifer, quita de entre diversos agregados las luces, para regresárselas a Pistis Sophía.
Gira el Rayo de la Luz en sí mismo y sale de la profundidad del Caos.
El Rayo libera a los poderes de Pistis Sophía y los regresa al interior de ella.