Capítulo 66
Las emanaciones de Obstinado gritan pidiendo ayuda.
Y el Primer Misterio continuó de nuevo en su discurso diciendo: "Sucedió así, antes que yo condujese a Pistis Sophía fuera del caos, pues todavía no se me había ordenado a través de mi Padre, el Primer Misterio que mira el interior, que lo hiciera en ese momento, después que las emanaciones de Obstinado percibieron que mi rayo de luz les había quitado los poderes luz que arrebataran a Pistis Sophía, vertiéndolos en ella, y cuando vieron de nuevo a Pistis Sophía brillando como brillara desde el principio, se enfurecieron contra ella y gritaron de nuevo a su Obstinado para que viniese a ayudarlas a arrebatar de nuevo sus poderes a Pistis Sophía.
Aún después de recobrarse los poderes-luz, los tenebrosos vuelven a la carga contra el Iniciado.
Envió otro poder más violento, como saeta voladora.
"Y Obstinado envió fuera de la altura, desde el treceavo aeón, otro gran poder luz, que bajó al caos, como saeta voladora, para que ayudase a sus emanaciones a arrebatar de nuevo las luces de Pistis Sophía. Y cuando el poder luz bajó, las emanaciones de Obstinado que estaban en el caos y que oprimían a Pistis Sophía, se llenaron de valor y la persiguieron con gran terror y enorme alarma de Pistis Sophía. Y algunas emanaciones de Obstinado la oprimieron."
Las fuerzas tenebrosas quieren siempre arrebatarle al Iniciado sus luces, aun cuando éste haya llegado al Aeón Trece.
Los poderes toman forma de serpiente, basilisco y dragón.
"Una de ellas se cambió a sí misma a la forma de una gran serpiente, otra a la forma de un basilisco de siete cabezas, otra más tomó la forma de un dragón. Más aún, el primer poder de Obstinado, el rostro de león y todas sus numerosas emanaciones, vinieron juntas y oprimieron a Pistis Sophía conduciéndola de nuevo a las regiones inferiores del caos y asustándola en exceso."
La serpiente tentadora del Edén, la horrible Pitión, lucha incesantemente por hacer caer al Iniciado.
El Basilisco de siete cabezas representa a los siete engendros del infierno: ira, codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza y gula.
El Dragón de los Misterios es el guardián del Gran Tesoro.
El poder demonio de Adamas, ataca a Pistis Sophía.
"Entonces ocurrió, que fuera de los doce aeones, miró hacia abajo Adamas, el Tirano, quien también sentía ira contra Pistis Sophía, porque ella deseaba ir a la luz de luces que estaba sobre todos ellos; por tanto la detestaba. Sucedió pues que cuando Adamas, el Tirano, miró hacia debajo de los doce aeones, vio las emanaciones de Obstinado oprimiendo a Pistis Sophía y deseosas de arrebatarle todas sus luces. Entonces el poder de Adamas bajó al caos, a las emanaciones de Obstinado, precipitándose sobre Pistis Sophía, aconteciendo entonces que el poder rostro de león y las emanaciones con forma de serpiente, de basilisco y de dragón y otras muchas emanaciones de Obstinado, rodearon juntas a Pistis Sophía tratando de arrebatarle sus poderes, oprimiéndola en exceso y amenazándola. Entonces, al sentirse oprimida se alarmó mucho Pistis Sophía y gritó de nuevo a la Luz, cantando las siguientes alabanzas:
Adamas, el gran Señor de la Ley, y sus siervos, luchan contra Pistis Sophía, no quieren su liberación final.
Los Budhas Pratyekas y muchos dioses y poderosos Señores de la Ley no quieren la liberación final de Pistis Sophía.
Necesitamos sumergirnos en la luz de la Luz y en la inteligencia de la Inteligencia si queremos la liberación final.
Los Bodhisattvas tienen que pelear contra los poderes de la Luz y contra los poderes de las Tinieblas cuando quieren la liberación final.
El Bodhisattva que tiene despierto el Bodhisitta en su interior, no podrá ser detenido por el Príncipe Adamas, ni tampoco por los santos Budhas Pratyekas.
Sólo entregándose al Padre que está en secreto, pueden los Bodhisattvas vencer al Príncipe Adamas y a los Budhas Pratyekas.
Adamas cumple con su deber de cobrar a Pistis Sophía las deudas viejas.
Para lograr la liberación final hay que arreglar las cuentas finales.
Existe el Karma común y corriente, mas existe también la Ley de la Katancia, el Karma superior.
Antes de lograrse la liberación final debemos arreglar cuentas en los tribunales superiores de la Justicia Celestial.
En los tribunales de la Justicia Objetiva se arreglan las deudas Kármicas.
Los Dioses y los Grandes Iniciados tienen que ser juzgados por los jueces de la Ley de la Katancia.
Los abogados de los tribunales de la Justicia Celestial defienden a los Iniciados ante los Jueces Cósmicos.
Existen también algunos verdugos cósmicos que ejecutan los mandatos terribles de la Ley.
Cada cual lleva dentro de su Conciencia al policía del Karma que le conduce ante los tribunales de la Ley.
La Ley de la Katancia no es una excepción y los Grandes Iniciados son conducidos ante los tribunales superiores.
Los negocios con Adamas son espantosos.
Cuando se tiene capital cósmico, se paga y todo resulta maravilloso.
Haced buenas obras y hacedlas en abundancia para que tengáis capital cósmico de obras útiles.
La Gran Ley, conjugada con los poderes del Abismo, cierra el paso a Pistis Sophía.
Adamas y sus agentes nunca son malos y perversos, cumplen con la Ley y eso es todo.
Los Jueces de la Ley están más allá del bien y del mal.
Sophía clama de nuevo a la Luz.
1. - Oh! Luz, tú que me has ayudado, deja que tu luz venga a mí.
2. - Pues tú eres mi protector y yo vengo hasta ti, Oh! Luz, con mi fe en ti, Oh! Luz.
3. - Pues tú eres mi Salvador de las emanaciones de Obstinado y de Adamas, el Tirano, y tú habrás de salvarme de sus violentas amenazas."
Sólo en la Luz y por la Luz se puede arreglar los negocios con Adamas y con la Ley.
Adamas, ciertamente, no es un tirano, él cobra lo que debemos antes que nos escapemos de este Universo, y eso es todo.
Cuando se dice en Pistis Sophía que Adamas es un Tirano, compréndase que ésa es la forma alegórica o simbólica en que parla el Gran Kabir Jesús, el Cristo.
Gabriel y Miguel y el rayo de luz, van de nuevo en ayuda de Pistis Sophía.
"Cuando Pistis Sophía hubo dicho esto, el Primer Misterio, que ve el interior, Yo, por mandato de mi Padre, envié de nuevo a Gabriel y a Miguel y al gran rayo de la luz, para que pudiese ayudar a Pistis Sophía. Ordené a Gabriel y a Miguel que tomaran en sus manos a Pistis Sophía y la elevasen de manera que sus pies no tocasen la obscuridad bajo ellos; y les ordené además guiarla por las regiones del caos, y llevarla afuera.
Entonces, cuando los ángeles bajaron al caos con el rayo de luz, ocurrió que las emanaciones de Obstinado y las emanaciones de Adamas vieron que el rayo de luz brillaba en forma extraordinaria, sin que hubiese medición posible para su luz y, aterrorizados, se retiraron de Pistis Sophía por todas partes, por la derecha y la izquierda y sus costados, convirtiéndose en aureola de luz alrededor de su cabeza.
Y aconteció, cuando el rayo de luz rodeó a Pistis Sophía, que ésta sintió gran valor; la luz no cesó de rodearla y ella no temió más a las emanaciones de Obstinado, a los habitantes del caos, ni al nuevo poder que Obstinado había arrojado al caos como saeta voladora, ni tembló más de miedo ante el poder de Adamas proveniente de los aeones."
Con ayuda de Miguel y de Gabriel, símbolos del Azufre y del Mercurio de los Sabios, Pistis Sophía sale del Caos.
Los tenebrosos atacan incesantemente al Iniciado lleno de Pistis Sophía, pero el rayo crístico triunfa.
El poder Crístico triunfa sobre Adamas y sobre los tenebrosos.
El poder demonio de Adamas, proviene de los aeones, es sagrado, es la Ley de la Katancia.
El Primer Misterio que ve el Interior, es el Anciano de los Días, lo Oculto de lo Oculto, la Bondad de las Bondades, la Misericordia de las Misericordias.
La transfiguración de Sophía.
"Más aún, por mandato mío, el Primer Misterio que ve el interior, el rayo de luz que rodeaba a Pistis Sophía por todos lados, brilló más aún y Pistis Sophía apareció en medio de la luz, con una gran luz a su izquierda, y a su derecha y por todos lados, formando una aureola alrededor de su cabeza. Y todas las emanaciones de Obstinado no pudieron cambiar de nuevo sus rostros ni soportar el choque de la gran luz del rayo, que era una aureola alrededor de la cabeza de aquella. Y todas las emanaciones de Obstinado cayeron unas a la derecha de Pistis Sophía, pues ésta brillaba en exceso, y muchas otras cayeron a su izquierda, y no fueron capaces de acercarse a Pistis Sophía a causa de su gran luz; y cayeron unas sobre otras y no pudieron infligir mal alguno a Pistis Sophía porque ella había confiado en la luz."
Los tenebrosos caen ante Pistis Sophía totalmente vencidos.
Jesús el Primer Misterio que mira, hizo triunfar a Sophía.
"Y por mandato de mi Padre, el Primer Misterio que ve al interior, o sea yo mismo, bajé al caos brillando extraordinariamente, me aproximé al poder rostro de león, que brillaba en exceso, y le quité toda su luz, conteniendo a todas las emanaciones de Obstinado, para que en adelante no volviesen a su región, el treceavo aeón. Y quité el poder de todas las emanaciones de Obstinado y éstas cayeron, impotentes en el caos. Y yo guié a Pistis Sophía hacia delante, yendo ella a la derecha de Gabriel y de Miguel. Y el gran rayo de luz entró de nuevo en ella y Pistis Sophía contempló con sus ojos a sus enemigos, de quienes yo había tomado su poder luz. Y conduje a Pistis Sophía fuera del caos, ella oprimiendo bajo sus pies a la emanación rostro de serpiente, de Obstinado, y más aún, hollando con sus pies la emanación con forma de basilisco de siete cabezas, y al poder rostro de león y rostro de dragón. Hice que Sophía continuara sobre la emanación basilisco de siete cabezas, de Obstinado, y ésta fue más poderosa que todos en sus hechos ruines. Y yo, el Primer Misterio, me acerqué a ella y le quité todos sus poderes e hice perecer toda su materia para que de ella no quedase simiente que surgiese."
El Cristo Intimo vence al León de la Ley y a los tenebrosos, antítesis del Treceavo Aeón.
Pistis Sophía, el Iniciado, elabora la Piedra Filosofal con Miguel y con Gabriel, con el Azufre y el Mercurio.
El Rayo de Luz entra en Pistis Sophía y ésta triunfa sobre las tinieblas.
Ella, Pistis Sophía, triunfa sobre la serpiente tentadora del Edén y sobre los elementos psíquicos indeseables.
Pistis Sophía triunfa sobre el basilisco de siete cabezas, símbolo de los siete pecados capitales.
Pistis Sophía, mediante el auxilio del Cristo, vence al poder rostro de León, la Ley de la Katancia.
Pistis Sophía, mediante el auxilio crístico, vence al dragón, símbolo de Lucifer, quien le entrega el "Tesoro de los Reyes", el Vellocino de Oro.
Muere el basilisco de siete cabezas con todos sus hechos ruines y no queda simiente que surja.
Así el Cristo libera al Iniciado totalmente.
El Cristo Intimo es el Señor de la Gran Obra.
El Cristo Secreto aniquila en nosotros hasta las más íntimas raíces del mal.