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La Pistis Sophia Develada: Capítulo 25

Capítulo 25

Y Jesús respondió a María diciéndole: Bien dicho María, interrogas bien con tu excelente pregunta y arrojas luz en todas las cosas con segura precisión. Por tanto, desde ahora en adelante no te ocultaré nada, sino que te revelaré todas las cosas con seguridad y franqueza. Escucha pues, María, y vosotros discípulos, escuchad: Antes que yo proclamase a todos los Arcontes de los Aeones y a todos los Regidores del Destino y de la Esfera, ellos estaban atados en sus ataduras y a sus esferas y a sus sellos, tal como Jeú, el Supervisor de la Luz, los había atado desde el principio; y cada uno de ellos permanecía en su orden, y cada uno viajaba de acuerdo con su curso, tal como Jeú, el Supervisor de la Luz, lo había establecido.

La Pistis Sophia Develada: Capítulo 26

Capítulo 26

Esto lo realizaban ellos continuamente, antes que su poder les fuese disminuido y se desvaneciera, y se sintieron exhaustos o sin energías, que su poder empezó a cesar en ellos de manera que quedaron exhaustos de poder, y su luz, que estaba en su región, cesó y su reino fue destruido y el universo ascendió prontamente.

Ocurrió que cuando percibieron esto, y cuando el número de la cifra de Melchizedek, el Receptor (de la Luz), tuvo lugar, entonces él tuvo que salir de nuevo y entrar en medio de todos los Arcontes del Destino y de aquéllos de la Esfera, y los puso en agitación y los hizo abandonar prontamente sus círculos. Y desde entonces se vieron constreñidos a buscar el poder fuera de ellos, fuera del aliento de sus bocas y de las lágrimas de sus ojos y del sudor de sus cuerpos.

La Pistis Sophia Develada: Capítulo 27

Capítulo 27

Sucedió entonces, cuando los Arcontes de los Aeones y aquéllos del Destino y aquellos de la esfera continuaron realizando esto - volviéndose a sí mismos, devorando su materia inútil y no permitiendo a las almas nacer en el mundo de la humanidad a fin de poder seguir siendo regidores y que sus poderes que están en sus poderes, o sea las almas, puedan pasar largo tiempo aquí afuera -, persistieron en hacer esto continuamente durante dos círculos.

Así, cuando yo quise ascender para ejercer el ministerio para el que fui llamado por orden del Primer Misterio, subí hasta en medio de los tiranos de los Arcontes de los Doce Aeones, con mi vestimenta de luz, brillando tan extraordinariamente que no había medida para la luz que me envolvía.

La Pistis Sophia Develada: Capítulo 28

Capítulo 28

Los poderes adoran la vestimenta de luz.

Jesús continuó de nuevo su discurso y dijo a sus discípulos: Escuchad lo relativo a las cosas que me ocurrieron entre los regidores de los doce aeones y de todos sus regidores y todso sus señores y sus autoridades y de sus ángeles y sus arcángeles. Cuando vieron la vestimenta de luz que yo traía, ellos y sus impares, vieron cada uno de ellos el misterio de sus nombres, que estaba en la vestimenta de luz que me rodeaba. Cayeron todos juntos, adoraron la vestimenta de luz que me cubría y lloraron diciendo: ¿Cómo es que el Señor del Universo ha pasado por entre nosotros, sin nosotros saberlo? Y todos juntos cantaron alabanzas a los interiores de los interiores. Y todos sus triples poderes y sus antepasados y sus no generados y sus autogenerados y sus generados y sus dioses y sus chispas de luz y sus portadores de luz - en una palabra, todos sus grandes - vieron a los tiranos de su región, que su poder disminuía en ellos y se volvieron débiles y cayeron en grande, inmensurable temor. Contemplaron el misterio de sus nombres en mi vestimenta, y se propusieron venir a adorar el misterio de sus nombres que estaban en mi vestimenta, pero no pudieron debido a la gran luz que me rodeaba; pero adoraron un poco lejos de mí, y adoraron la luz de mi vestimenta y lloraron juntos, cantando alabanzas a los interiores de os interiores.

La Pistis Sophia Develada: Capítulo 29

Capítulo 29

Jesús entra en el treceavo aeón y encuentra a Pistis Sophía.

Entonces yo ascendí a los velos del treceavo aeón. Y sucedió, cuando llegué a los velos, que éstos se separaron por su propio acuerdo y se abrieron ante mí. Yo entré en el treceavo aeón y encontré a Pistis Sophía bajo el treceavo aeón. Estaba sola, sin nadie junto a ella, colocada en esa región, lamentándose y gimiendo porque no había sido admitida en el treceavo aeón, su región inmediata más alta. Y también penaba debido a los tormentos que Obstinado, quien es uno de los tres triples poderes, le había infligido. Pero de esto - cuando os hable de ello, de su expansión - os diré el misterio y de cómo tal cosa le ocurrió.